¿En algunas ocasiones has sentido que necesitas un consejo? ¿A quién buscas para que te aconseje?
Normalmente vamos con nuestros mejores amigos cuando tenemos un problema. A veces ni siquiera es que busquemos el consejo; simplemente estamos platicando nuestras confidencias y a desahogarnos, y la otra persona comienza a opinar, sugerir y recomendar.
Somos afortunados si aquella persona nos da un buen consejo. Pero lamentablemente no siempre es así.
Además, lo que es bueno para uno, puede no ser bueno para otro.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar a otros? ¿A quién podemos recurrir para solicitar consejo?
Como podemos ver, la exhortación es un don. Podría pensarse que sólo está disponible para unos cuantos.Romanos 12:6-8 escribió:De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Pero...
Ah... la sabiduría.Santiago 1:5 escribió: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Creo que aquí está la clave, tanto para aconsejar, como para saber a quién pedirle consejo.
Éxodo 18:23 escribió:Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.
Todo consejo, sugerencia, opinión o recomendación, debe estar sujeto a la Voluntad de Dios.
Si alguien te está platicando un problema y te pide un consejo, y lo primero que se te ocurre es ponerte a orar y preguntarle a Dios, entonces eres una persona competente para ayudar a otros.