LOS QUE ESTUVIMOS EN LA PROVINCIA APARTADA. (EL HIJO PRÓDIGO)
Existe un gran mal, que es, el no valorar lo que tenemos, estar acostumbrado a la bendición que poseemos que dejamos de disfrutarla, desestimando las comidas familiares en casa de nuestro Padre, olvidando lo bueno que se siente estar con nuestros hermanos, Y empezamos a buscar algo distinto, poniendo nuestra vista en cosas que no podríamos hacer en casa.
Esta parábola nos muestra una gran realidad de algunos que fuimos“hijos pródigos”, los que en algún momento de nuestro caminar, creímos que en la otra “provincia apartada” podríamos crear nuestra propia felicidad, a nuestra propia manera, con nuestras propias ideas, incluso algunas veces sin ningún remordimiento creyendo que teníamos alguna buena razón, pero la realidad es que estábamos ¡viviendo perdidamente! , existe un momento donde ocurren las consecuencias de nuestro malas decisiones, donde nos damos cuenta que perdimos el tiempo y no ganamos nada, solo perdimos, pero estando sumergidos en ese mundo, no queríamos salir, porque en un principio nos trajo un placer, el cual anhelábamos volver a sentir, y queríamos intentar seguir en esa “provincia apartada”, aun si eso significaba tener que trabajar duro, haciendo cosas que no nos agradaban como tener que “apacentar cerdos”, algunas veces aceptando malos tratos de la gente injusta que decidimos tener por amigos, o en los que vimos un aparente beneficio, o en las cosas materiales o en vanaglorias y todo lo pasajero, y cuando llego el momento en que ya no teníamos nada de lo que queríamos ,terminamos mendigando el alimento, el cariño e incluso la amistad, y no lo recibimos, incluso nos podíamos conformar con “las algarrobas que comían los cerdos”. ¡Pero ni aún eso teníamos!
Pero en medio de todo ese mal pasar, donde nuestro orgullo quedo mucho más abajo que la importancia que le teníamos a la casa de nuestro Padre, volvimos en sí ..Dijimos ¡cuántos jornaleros en casa de mi Padre tienen abundancia de pan y nosotros perecemos de hambre!, en ese momento comenzamos a considerar que si no nos hubiésemos apartado no estaríamos en esta condición, y fue después de esto que decidimos “levantarnos e ir” de regreso a casa, sabiendo que no solo ofendimos a Dios, sino que también ofendimos a nuestro padre y a nuestros hermanos, teníamos nuestras palabras en la boca, teniendo el discurso casi aprendido de lo que le diríamos y la labor que cumpliríamos , pero sin embargo él nos reconoció desde lejos, y se alegró de vernos regresar y nos vistió con su gracia, nos puso un anillo de hijos y nos puso calzado nuevo en nuestros cansados pies.
LUCAS 15:11-22
También dijo: Un hombre tenía dos hijos;
y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestirle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.