¿Será que nunca fue nacido de nuevo? ¿Dios lo desechó? ¿Cómo es que pudo olvidar la maravillosa vida en Cristo, y preferir la vida en el mundo?
Es por eso, que se cree que la salvación puede perderse, que cuando vemos a un hermano alejarse de la iglesia e irse al mundo, asumimos la posibilidad de que ya se haya perdido. Que si Cristo viene en ese período de alejamiento, el hermano NO se irá con el Señor.
No quiero discutir esto. Tengo serias dudas al respecto, y me enfocaré más bien en esa gran interrogante para mí. ¿Por qué un hermano, que a veces ha estado sirviendo fiel y fervientemente durante años en un ministerio, incluyendo el pastorado, puede ser que el pecado lo lleve al punto de dejarlo todo y regresar al mundo? Muchos hermanos sacarán a relucir todos estos textos (y más):
Mateo 2:19 escribió:Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Juan 15:6 escribió:El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
No puedo saber con exactitud qué hay dentro de la mente y el corazón de los hermanos que creen sinceramente que los hermanos extraviados están en riesgo de perderse. Lo que sí es que con frecuencia percibo una actitud de: "Bueno, la Biblia es muy clara, y nos advierte que tenemos que ser cuidadosos con nuestra salvación".Apocalipsis 3:5 escribió:El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
y se nota la misma actitud de alivio de los competidores que ven a su lado cómo sus rivales van cayendo, mientras ellos se esfuerzan cada vez más para alcanzar la meta.Filipenses 2:12 escribió:Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,
Me es difícil percibir amor en esta actitud. Y esto es lo que me lleva a pensar que si un hermano se desvía del Camino, y aparentemente no tiene intenciones de volver, una de las mayores razones está en nuestra propia actitud como cristianos que continuamos en la carrera por la eternidad.
Y mi interrogante comenzó precisamente porque después de pensar en estos desdichados hermanos alejados por haber pecado, me vinieron a la mente la gran cantidad de cristianos que continuamos yendo a la iglesia, pero igual cometemos pecados como el chisme, la murmuración, la envidia, la soberbia, la vanagloria, la vanidad, el rencor, etc. ¿Por qué estos cristianos no nos vamos al mundo, y los otros sí, si finalmente pecado es pecado ante Dios? Todos sabemos que para Dios no hay pecados grandes ni pequeños. De hecho, los evangélicos criticamos a los católicos porque ellos clasifican sus pecados en veniales, capitales y mortales.
Pero curiosamente practicamos lo que criticamos.
¿Y por qué digo esto? Es muy simple. Si un hermano viene a hablarme mal de otro hermano, jamás pensaría: "Huy, este hermano está pecando", ni tampoco esperaría que el hermano decidiera irse al mundo si el pastor habla con él y le llama al orden. Lo más que pasaría es que tal vez el hermano en cuestión dejara de hablarme, o se mostraría un poco incómodo conmigo si supiera que yo fui con el mitote al pastor. No pasa de ser un conflicto doméstico. Aún cuando el pecado del chisme está en la misma categoría de la soberbia, la envidia y la ira:
Ahora, qué diferente cuando sabemos de un pastor que le fue infiel a su esposa, y esto ocasionó una separación del matrimonio y la desintegración de la familia. Aquí podríamos argumentar: Aaah, bueno, pero es que en este caso hubo mucha gente lastimada y perjudicada. ¿Y con el chisme no? Vamos a ver qué dice Santiago:2 Corintios 12:20 escribió:Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes;
Cuando hablamos mal de alguien, difamándolo, ponemos en riesgo su reputación, y a veces es extremadamente difícil resarcir el daño que se le hace incluso a la familia del afectado. ¿Y esto nos parece menos grave que el pecado de adulterio?Santiago 3:5 escribió:Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, !!cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
Entonces, ¿quién hace esta diferenciación? ¿Dios o los hombres? Creo que no queda más que concluir que nosotros somos los que actuamos, juzgamos y nos comportamos con los hermanos de acuerdo al calibre del pecado que cometió. Si es un pecado "pequeño" como el hurto, el chisme, el mitote, la vanagloria, etc., entonces no esperamos que se vaya de la iglesia, y él tampoco pensaría en irse; después de todo, el pecadito fue pequeñito.
Ah, pero si el pecado fue el adulterio, la fornicación, la homosexualidad, la pedofilia, entre otros pecados "muy grandes", entonces el mismo hermano decide irse porque sabe perfectamente que estos pecados los cristianos los catalogamos como "demasiado graves", e incluso, aún cuando el hermano se arrepienta y el Señor restaure su vida, no faltará qué hermano lo siga condenando, poniendo en duda la veracidad de su "restauración". ¿Cómo podemos esperar que los hermanos que cayeron en esos pecados "muy grandes" (según nuestra propia clasificación, no la de Dios) se sientan en la confianza de volver, si el ambiente con el que los recibimos de vuelta es de falta de amor, suspicacia y falto de aceptación? Tal vez en el fondo sentimos que estos hermanos, antes de pretender volver a la congregación, deben pasar por un período de "expiación" de su pecado, olvidando lo que la Biblia dice:
1 Juan 2:1 escribió:Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
Mateo 18:21-22 escribió:Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
¿Olvidamos cuál es nuestra misión en este mundo, como la Iglesia de Cristo? Él mismo nos lo indicó:Isaías 1:18 escribió:Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Se nos olvida que la Iglesia debe ser un hospital, en donde se atiende al que necesita más atención, amor, cariño, cuidado, restauración.Mateo 2:17 escribió:Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
Y sí lo hacemos... pero con las "almas perdidas", las que nunca han aceptado a Cristo, las que aún no tienen una relación con el Señor. Con ellos somos pacientes, amorosos y aceptantes.
Pero cuando se trata de nuestros hermanos que caen en pecados "graves", a veces se nos acaba la paciencia y la aceptación. Después de todo ellos ya sabían, y deliberadamente pecaron, descuidando su salvación; casi casi terminamos diciendo: "Es su problema, ellos mismos se lo buscaron".
¿Recuerdas cuántas veces el pueblo de Israel pecó contra Jehová, y cómo es que Él en cada ocasión siempre les daba otra oportunidad. Por eso el salmista supo lo que decía en:
¿Recuerdas al Rey David, cómo se sintió cuando se le confrontó con su pecado de adulterio, fornicación y homicidio contra el esposo de Betsabé?Salmos 51:17 escribió:Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Oooh, sólo de imaginar la situación emocional y espiritual de David en esos momentos, el dolor que experimentaba, mis ojos se llenan de lágrimas... Y sólo de imaginar el dolor y la angustia que padece un hermano caído en pecado, al darse cuenta que le falló al Único que fue capaz de pagar con Su propia sangre para rescatar su vida, me hace refrendar mi compromiso con mi Señor, de orar por su rebaño, por mis hermanos, y preparar mi corazón para estar dispuesta a perdonar cualquiera que sea el pecado que se cometa, incluso contra mí misma.Salmos 51:1-4 escribió:Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
Si en la iglesia olvidamos nuestro compromiso con la familia de Dios, entonces no me sorprende que los hermanos que cometen pecados "grandes" se regresen al mundo. A veces encuentran más aceptación allá donde la gente no ve el pecado tan grave, e incluso los ven como algo natural e inevitable.