2 Corintios 5:17 → "Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo."
¿Qué significa este pasaje exactamente? Creo que muchos de nosotros nos hemos hecho esta pregunta.
Porque si bien es cierto que algunos de nosotros, en el momento de nuestra conversión a Cristo, experimentamos un cambio drástico y radical en la mayor parte de nuestros gustos, inclinaciones, pensamientos, deseos y costumbres... También es cierto que muchas veces y durante muchos años seguimos batallando para dejar hábitos o tendencias no precisamente agradables a los ojos del Señor, y poco a poco vamos abandonando los esfuerzos por cambiar.
Me ha tocado que personas me pregunten: ¿O sea que al recibir a Cristo tengo que dejar de fumar, o de tomar alcohol, o de ir a fiestas, o de bailar, o de ir al cine, o de maquillarme, o tengo que vestirme y peinarme de ésta u otra forma...?
Sé que algunos de nosotros, aún cuando somos cristianos ya comprometidos seriamente al servicio de nuestro Señor Jesucristo, seguimos viendo ciertas películas, o provocando el chisme y las murmuraciones, o con un carácter irascible, o con falta de perdón, o utilizando vocabulario inadecuado.
¿Entonces qué significa exactamente ser "una nueva persona"?
La verdad es que cuando tomamos la decisión de pedirle al Señor Jesucristo que tome nuestras vidas, aceptando Su sacrificio en la Cruz, también estamos invitando al Espíritu Santo a que venga a morar en nosotros. Sin embargo, cuando no "sentimos" que se nos quitan las ganas de hacer cosas que consideramos no adecuadas, nos desconcertamos y sentimos que estamos fallándole al Señor. A veces sucede que las dejamos voluntariamente, siguiendo el consejo de algún hermano en Cristo que nos indica "Ahora tienes que hacer esto o aquello, y debes dejar esto y lo otro". Otras veces simplemente no las dejamos argumentando que "el Señor no me ha persuadido de que debo dejarlo".
Estoy convencida de que el Señor trata con cada ser humano de forma muy particular. No creo que haya una "receta" en este proceso.
En el momento en que el Señor me rescató, yo era una bailadora empedernida. Me encantaba bailar, era una de mis pasiones; abría el baile, y también lo cerraba. Una vez me acabé un par de zapatillas nuevecitas (esa noche las estaba estrenando) bailando.
Sin embargo, sin reconocerlo en aquel momento, el Espíritu Santo me hizo saber que yo no debía dejar de bailar sólo porque ya me había convertido en cristiana. De manera que una o dos veces volví a ir a fiestas con mi esposo, y en ellas, como de costumbre, salí a bailar con él. Pero recuerdo que desde el primer momento en que salí a la pista de baile, ya no disfruté el momento como antes. A pesar de eso, me forcé a hacerlo porque yo pensaba "No voy a dejar el baile sólo porque debo hacerlo sino cuando realmente ya no tenga ganas de bailar".
Indudablemente que este sentir estaba dirigido por Dios, porque la segunda vez que asistí a una fiesta, ya no quise salir a bailar, pues definitivamente ya no disfrutaba haciéndolo. Así que en este caso, y dirigida por el mismo Espíritu Santo de Dios, yo permití que el Señor me quitara ese deseo de bailar, de tal manera que no fue después ningún problema para mí el abandonar ese viejo hábito.
A pesar de todo, y durante todos estos años, nunca ha dejado de intrigarme esa porción bíblica de "la nueva persona".
Y hoy que estaba leyendo la Biblia, leí por enésima vez el pasaje de Lucas 5:36-38, que dice así:
" También les puso esta comparación:
—Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace así, echa a perder el vestido nuevo; además, el pedazo nuevo no quedará bien con el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos."
Creo que esta parte aporta mucha claridad al pasaje de 2 Corintios.
Tenemos que ser "nuevas personas", porque, como dice Jesús en Lucas, de nada nos sirve haber sido lavados con la Sangre de Cristo al aceptar su sacrificio en la Cruz, si no nos enfocamos en preguntarle al Espíritu Santo cómo es que va a tratar con nosotros en aquellos viejos hábitos que no son agradables al Señor, de manera de que no dejemos nada "viejo" dentro de esta "nueva persona".
Ya sea que el Espíritu Santo te dirija a continuar haciéndolo sólo para darte cuenta de que en realidad ya no lo disfrutas más, como si te dice que lo dejes definitivamente de una vez y para siempre, debemos siempre preguntarle al Señor: "¿Qué es lo que no te gusta de mí? ¿Algo de lo que hago o digo no te es agradable? ¿Alguna de mis actividades, o reacciones, o tendencias, te ofenden, Señor?" Y cuando el Señor te haga ver esto o aquello, entonces pídele que te indique cómo es que va a tratar contigo en esa área específica de tu vida.
Porque definitivamente, nuestro objetivo es ser realmente "nuevas personas" para estar listos y preparados, como dice 2 Timoteo 2:21 → "Si uno se mantiene limpio de esas faltas, será como un objeto precioso, consagrado y útil al Señor, apropiado para cualquier cosa buena."
2 Corintians 5:17 → "Therefore, if anyone is in Christ, the new creation has come:[a] The old has gone, the new is here!"
What exactly does this passage mean? I think many of us have asked this question.
While it is true, some of us experienced huge changes in our lives when we became a christians, like our tastes, thoughts, desires, customs, etc., also it's true we still struggling for many years to avoid bad habits non liked to God. Sometimes we surrender little by little.
Some people asked me: when I become a christian, It means that I have to stop to smoke, or drinking, or go to parties, to dance, go to movies, my makeup, or I have to dress and comb my hair in this way or another?
I know, some of us, even when we are seriously committed to serve God, we continue to see some movies, or making gossip and backbiting, or we continue having bad temper, or non forgiveness, or using bad words.
Therefore, what means to be a new person?