¡Nuestro Padre nos tiene tantas sorpresas!
El jardín de su casa es desyerbado y limpiado periódicamente por un jardinero y su ayudante. Este jardinero está discapacitado de una pierna, y el hermano pastor procura siempre contratarlo a él por echarle la mano; y notaba que siempre llevaba al mismo joven, el cual pensó que era el ayudante del jardinero.
El jardinero estuvo ausente por varias semanas, y el jardín de la casa del pastor ya estaba como selva lacandona jajaja Aún así, decidió esperar al jardinero al que siempre contrataba para eso, en vez de buscar a otro.
En esas semanas se encontró con el joven (no recuerdo cómo, si el joven fue a su casa, o se lo encontró en la calle) quien, ya en la plática, y ante las preguntas del hermano pastor sobre el motivo por el que no han ido a limpiar el jardín, reveló que él es en realidad el hijo del jardinero; y no han ido a limpiar porque su mamá se puso mala y la tuvieron que hospitalizar. Y al no estar su mamá en su casa, su papá dejó de tomar unas pastillas que ocupa, y también lo tuvieron que internar. Así que aquí estaba este joven cuidando a sus padres, cada uno en un hospital diferente.
Por otra parte, la esposa del hermano pastor tiene tiempo que junta despensas para llevárselas a otra persona que está amputada de una pierna, y su familia está pasando por serios problemas económicos.
Hace unos días su esposa, como de costumbre, le encargó que llevara la despensa, pero al subirse al carro, el hermano pastor sintió claramente que nuestro Dios le decía "Llévasela al jardinero". El pastor lo consideró, y decidió no hacer caso a lo que no supo si era la voz de Dios o no. Enfiló su carro hacia la casa de costumbre, desoyendo la vocecita que le decía "Llévasela al jardinero". Aún debatió con el Señor, al darse cuenta que era Él mismo el que se lo decía: "Padre, esta despensa es para aquella familia, no para el jardinero", y mientras todo esto sucedía, seguía manejando dirigiéndose a la casa de la persona amputada.
Sin embargo, ya casi para llegar, y al persistir la voz del Señor ordenándole que le llevara la despensa al jardinero, cambió el rumbo y se dirigió a la casa del jardinero, pensando ¿Para qué? Ni ha de estar nadie, este joven ha de andar ocupado con sus papás en los hospitales. De todos modos obedeció a la orden, y llegó a la casa del jardinero.
Al llegar, se bajó del carro, tocó la puerta y le abrió el joven. En eso que se saludaban, escuchó una voz de mujer desde adentro que dijo "¿Quién es?" y el joven respondió "Es el pastor, mamá". "¡Ah, dile que pase! Lo estaba esperando." dijo la mujer.
El pastor fue a cerrar su carro y entró bastante intrigado pensando ¿Me irá a reclamar algo? Al entrar vio a la mujer en silla de ruedas, y le decía: "Nuestro Señor es muy grande, pastor..."
La sorpresa del hermano fue en aumento conforme escuchaba lo que la mujer le decía: "Mire, pastor, no tenemos comida ni dinero para comprar... Aún así, le dije a mi hijo, no te preocupes porque nuestro Padre proveerá; Él mandará alguien que nos traiga comida. Por eso cuando llegó, yo sabía que era usted el que la traía".
La mujer aún continuó: "Como me ve, yo estoy en silla de ruedas; no puedo salir a predicar la Palabra como yo deseara, aquí estoy atada a esta silla. Pero entonces el Señor permitió que me enfermara, mandó hasta aquí a la ambulancia por mí, me llevaron al hospital ¡y ahí sí que pude predicarles a los médicos y a las enfermeras! Y hasta a los otros enfermos les prediqué, y a la muchacha que hace la limpieza.. ¡a todos los que pude! Porque el Señor me sacó de mi casa y me trajo aquí, para que yo pudiera predicar a todos los que quisiera".
Nos comentó el pastor que quedó pasmado... Que según él iba a llevar Palabra a la familia, y resultó que la predicación la recibió él
Última edición por Graciela el Mar Feb 16, 2016 1:20 am, editado 1 vez