Si no peleamos en contra del enemigo, nos pelearemos unos contra otros.
Dios está despertando a sus hijos para levantarse como los huesos secos de Ezequiel 36, llenarlos de la vida de su Espíritu Santo y formar un ejército valiente que guerree con poder para retomar lo que es nuestro derecho.Jeremías 1:9-10 escribió: Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.
En unos audios se escuchaba a un hermano compartir cómo fuimos creados para pelear, y si no peleamos en contra del enemigo, nos pelearemos unos contra otros. Esta verdad penetra como espada de dos filos, y nos permite ver a la iglesia con una nueva luz. ¡Debemos enfocar nuestra energía hacia el enemigo, que los pastores enseñen a las ovejas a guerrear en el Espíritu!
Nuestra familia es el primer campo de batalla. Satanás sabe que si nos roba a nuestros hijos, la bendición será interrumpida tal vez por generaciones, y además, el impacto de nuestra vida en el mundo en que Dios nos ha puesto será grandemente afectado.
Quiero agregar a este conmovedor y poderoso relato, que yo misma he guerreado por mis hijos, y continúo haciéndolo, ahora también por mis nietos. Me identifico plenamente con estos padres que recibieron la ayuda del Señor a través de esa pareja de siervos.Rita Mellado escribió:Una de nuestras cuatro hijas entró en una etapa difícil debido a su relación con cierto joven. Ella no podía comprender por qué su papá y yo no estábamos de acuerdo en que ella entrara en una relación de noviazgo con él; y comenzó la guerra.
De una manera u otra, el Señor se encargaba de que supiéramos cuán grave era la situación. Yo ya no sabía cómo orar, qué decirle a mi hija, qué actitud tomar. Cuando el asunto parecía más negro, Dios envió una pareja de siervos que nos instruyeron en el arte de interceder con autoridad, ligando el ayuno con la oración.
¡Con cuánta ansiedad abrazamos los principios y comenzamos a dirigir nuestros misiles hacia satanás y no hacia nuestra hija! Ayunábamos e intercedíamos usando Jeremías 1:9-10, arrancando, destruyendo, arruinando y derribando toda artimaña de satanás contra ella y contra nosotros; toda fortaleza y rebeldía, de altivez y de engaño, y edificando y plantando la perfecta voluntad de Dios en el nombre poderoso de Jesús.
Esto nos liberó de tal manera, que el amor comenzó a fluir hacia nuestra hija y recibíamos diariamente la porción de paciencia necesaria para no estorbar a Dios.
Pasó otro año antes de que mi hija milagrosamente, de un día para otro, decidiera someterse a nosotros, reconociendo su rebeldía hacia Dios.
A los pocos meses conoció al joven que hoy es su marido y la he escuchado testificar a otras jovencitas de cómo la intercesión y el amor la arrancaron de las garras del enmigo.
Permite a Dios ser Dios, comienza a interceder con autoridad por tus hijos y no hagas ni digas nada que el Señor no te confirme hacer o decir. Déjale el campo libre, ¡créeme que sólo Él les va a cambiar el corazón!
Ahora espero en Cristo que este relato publicado en este foro sea el parteaguas que estás necesitando en este momento para comenzar a interceder, pelear y arrebatar a tu descendencia de las garras del enemigo.
¡Que te sea de mucha bendición!
Tomado del folleto "Levántate, Ester". Ciudad Juárez, Chihuahua, México.