¿Alguna vez te has llegado a desesperar con alguien que se la pasa siempre preguntando, una y otra vez, y siempre tropezándose con la misma piedra?
Al principio estás más que dispuesto a ayudarles ¿verdad? Pero después de un tiempo te comienza a incomodar que te sientes como disco rayado, siempre repitiendo los mismos consejos, los mismos versículos bíblicos, las mismas exhortaciones, los mismos comentarios, y de observar las mismas reacciones.Y te preguntas ¿qué es lo que pasa? ¿No hablaré lo suficientemente claro? ¿Me estoy convirtiendo en su "espíritu santo personal"?
Bien, déjame decirte que no eres el único al que le pasa esto; de hecho, al parecer esto es parte de las tendencias del ser humano, el no aprender de sus errores, o incluso el no reconocer que se cometen errores; todo esto frena el aprendizaje, y por eso esas personas aparentemente se encuentran envueltas en un círculo vicioso, como los hamsters:
¿Y cuántas veces nosotros mismos habremos sido como estas personas?
Qué descripción tan cruda de nuestra condición cuando nos comportamos con necedad. Podemos ser capaces de leer de principio a fin la Biblia, y no poner en práctica nada de lo que leemos ahí; nunca faltar a la iglesia, y siempre vivir en derrota; siempre estudiando y nunca aprendiendo; siempre aprendiendo, y siempre ignorantes. En pocas palabras: aprendices eternos, y nunca hacedores.2 Timoteo 3:7 escribió: Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.
Si te has sentido identificado con esto, éste es el tiempo que Dios tiene destinado para que corrijas tu caminar, reafirmes tu compromiso con el Señor y te decidas a poner en práctica todo lo que has aprendido.
Hechos 10:23 escribió:Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.