Hoy en la mañana predicó nuestro hermano Brian Yost, y habló de uno de mis libros preferidos de la Biblia: el libro de Santiago.
Bien, lo primero que hizo fue hacer una breve descripción de quién era Santiago.
En primer lugar, Santiago era hermano del Señor Jesucristo. Nos llevó a imaginarnos lo que debe haber sido crecer con un hermano mayor como Jesucristo. Cuando María tuvo a Jesús, ella aún era virgen; pero después ella tuvo más hijos con José, y uno de ellos fue Santiago.
Brian nos habló acerca de su propia experiencia como hermano menor; no fue muy buen estudiante, según dijo, y los profesores acostumbraban decirle "¿por qué no eres como tu hermano mayor?" Ahora imagínense a Santiago, teniendo a Jesús como el hermano perfecto, el niño perfecto, el adolescente perfecto, porque Él... era Dios : Debe haber batallado un poco con las comparaciones. A veces esto hace que un hermano odie al otro, ¿verdad? Pero en el caso de Santiago esto no fue así. Veamos cómo comienza su carta:
Ahora veamos las cinco lecciones que el hermano Brian extrajo del libro de Santiago.
PRIMERA LECCIÓN.- Poner la Palabra por obra (1:22-25) ¿Hay conexión entre mi domingo y mi lunes? ¿He estado viviendo más como Cristo? De ser así ¿acaso otras personas han podido ver ese cambio en mí?
Santiago nos dice que no basta con ser oidores de la Palabra, sino también hacedores. Es necesario leer la Palabra, reflexionar y meditar... una y otra vez. Así como cuando comes, y te das tu tiempo para masticar, saborear, paladear los sabores.
SEGUNDA LECCIÓN.- La fe sin obras es muerta. (2:18 y 23). Tenemos que dar evidencia de nuestras obras. La fe debe producir resultados.
La fe es personal, pero no es privada (me encantó eso). Dicho en otras palabras, no debemos de ser de la "secreta", de esos que tratamos de disimular para que nadie se dé cuenta de que somos cristianos.
Debemos ponernos al servicio del Señor. Pero no como una obligación, o una carga, sino con gozo, con el gozo del Señor.
TERCERA LECCIÓN.- El dominio de la lengua (3:5-6). Ahí describe a la lengua como un mundo de maldad; siendo un miembro tan pequeño de nuestro cuerpo, sin embargo no podemos ponerle freno como al hocico de un caballo, y puede movernos para bien o para mal, de la misma forma que el timón puede mover un enorme barco.
Pero tenemos que ponerle freno, tenemos que dominarla, porque como cristianos no tenemos el derecho de hablar de otra persona sin amor o en una manera que pueda causar daño a otra. Debemos domar la lengua.
CUARTA LECCIÓN.- Juzgando al hermano (4:11-12). No tenemos el derecho de juzgar a nadie, no debemos de tomar el lugar de Dios.
QUINTA LECCIÓN.- Orar eficazmente (5:16). Con mucha frecuencia escuchamos orar a hermanos que repiten una y otra vez la misma frase o palabra, o a otros que gritan cuando oran. Puede ser que ellos piensen que de esa forma la oración aumenta su eficacia.
Sin embargo, ¿alguna vez te ha pasado que oras y oras y oras, y luego te preguntas por qué no hay cambio, no hay respuesta, no hay resultados?
Para que la oración sea eficaz, debe haber obediencia y amor en nuestra vida.
Como bien dice el hermano Brian, hay muchísimas más lecciones dentro de la carta de Santiago; pero éstas resaltan de entre todas ¿no creen?
Que haya sido de bendición
En primer lugar, Santiago era hermano del Señor Jesucristo. Nos llevó a imaginarnos lo que debe haber sido crecer con un hermano mayor como Jesucristo. Cuando María tuvo a Jesús, ella aún era virgen; pero después ella tuvo más hijos con José, y uno de ellos fue Santiago.
Brian nos habló acerca de su propia experiencia como hermano menor; no fue muy buen estudiante, según dijo, y los profesores acostumbraban decirle "¿por qué no eres como tu hermano mayor?" Ahora imagínense a Santiago, teniendo a Jesús como el hermano perfecto, el niño perfecto, el adolescente perfecto, porque Él... era Dios : Debe haber batallado un poco con las comparaciones. A veces esto hace que un hermano odie al otro, ¿verdad? Pero en el caso de Santiago esto no fue así. Veamos cómo comienza su carta:
Asombra la humildad de Santiago en este saludo, el cual se dice a sí mismo "siervo del Señor Jesucristo". O sea, no llegó diciendo "Hey, Jesús era mi hermano". Qué gran prueba para su vida... Crecer con el Mesías, aún cuando al principio seguramente no lo sabía. Pero cuando lo supo, probablemente dijo "Ahora me lo explico todo".Santiago 1:1 escribió:Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.
Ahora veamos las cinco lecciones que el hermano Brian extrajo del libro de Santiago.
PRIMERA LECCIÓN.- Poner la Palabra por obra (1:22-25) ¿Hay conexión entre mi domingo y mi lunes? ¿He estado viviendo más como Cristo? De ser así ¿acaso otras personas han podido ver ese cambio en mí?
Santiago nos dice que no basta con ser oidores de la Palabra, sino también hacedores. Es necesario leer la Palabra, reflexionar y meditar... una y otra vez. Así como cuando comes, y te das tu tiempo para masticar, saborear, paladear los sabores.
SEGUNDA LECCIÓN.- La fe sin obras es muerta. (2:18 y 23). Tenemos que dar evidencia de nuestras obras. La fe debe producir resultados.
La fe es personal, pero no es privada (me encantó eso). Dicho en otras palabras, no debemos de ser de la "secreta", de esos que tratamos de disimular para que nadie se dé cuenta de que somos cristianos.
Debemos ponernos al servicio del Señor. Pero no como una obligación, o una carga, sino con gozo, con el gozo del Señor.
TERCERA LECCIÓN.- El dominio de la lengua (3:5-6). Ahí describe a la lengua como un mundo de maldad; siendo un miembro tan pequeño de nuestro cuerpo, sin embargo no podemos ponerle freno como al hocico de un caballo, y puede movernos para bien o para mal, de la misma forma que el timón puede mover un enorme barco.
Pero tenemos que ponerle freno, tenemos que dominarla, porque como cristianos no tenemos el derecho de hablar de otra persona sin amor o en una manera que pueda causar daño a otra. Debemos domar la lengua.
CUARTA LECCIÓN.- Juzgando al hermano (4:11-12). No tenemos el derecho de juzgar a nadie, no debemos de tomar el lugar de Dios.
QUINTA LECCIÓN.- Orar eficazmente (5:16). Con mucha frecuencia escuchamos orar a hermanos que repiten una y otra vez la misma frase o palabra, o a otros que gritan cuando oran. Puede ser que ellos piensen que de esa forma la oración aumenta su eficacia.
Sin embargo, ¿alguna vez te ha pasado que oras y oras y oras, y luego te preguntas por qué no hay cambio, no hay respuesta, no hay resultados?
Para que la oración sea eficaz, debe haber obediencia y amor en nuestra vida.
Como bien dice el hermano Brian, hay muchísimas más lecciones dentro de la carta de Santiago; pero éstas resaltan de entre todas ¿no creen?
Que haya sido de bendición