Le llamaba "La Epístola de paja"
Recién me acabo de enterar que Martín Lutero estaba en contra de la Epístola de Santiago.
Pero después de todo no debe sorprenderme. Lutero, como muchos otros hoy en día, tanto católicos como protestantes, han confundido la salvación con la obra de perfeccionamiento. Confunden el entrar en Pacto con el Eterno, y el cumplir con ese Pacto. Confunden el ser adoptados como hijos, con el comportarnos como hijos.
Esta confusión es la misma que ha llevado a varios de mis amigos y familiares a acusarme de "judaizar" y también a sentir "condenación" por parte mía cuando los insto a investigar si la doctrina cristiana de hoy en día realmente está de acuerdo a la Voluntad del Eterno.
Martín Lutero, como los católicos y muchos cristianos evangélicos hoy en día, no toman en cuenta a Deuteronomio 12:7-26 y Deuteronomio 28:1-14, porque argumentan que la Toráh fue abolida por Jesús. Pero Jesús (el Mesías, cuyo nombre Yeshúa significa Salvación del Eterno) no pudo haberse abolido a sí mismo, puesto que la misma Escritura dice que Él es el Verbo de Dios, es la Palabra de Dios.
Entonces, al no tomar en cuenta la Toráh, no pueden interpretar bien la Epístola de Santiago, y tampoco pueden darse cuenta que concuerda perfectamente con la prédica de Pablo, ya que cada carta fue dirigida a diferente grupo de personas, y todas las cartas están enfocadas en:
- La Toráh debe obedecerse como la Ley del Creador (es el Instructivo o Manual del Fabricante).
- La Toráh nadie puede obedecerla al 100% (la prueba está la historia del pueblo de Israel).
- El Eterno pide que la Toráh sea obedecida, y promete bendiciones (Deuteronomio 12 y 28).
- La desobediencia a la Toráh es muerte (Deuteronomio 28:15-68).
- Obedecer la Toráh en la mayoría y desobedecer una parte, nos hace culpables de pecado.
- Como nadie puede obedecer la Toráh al 100%, todos estamos condenados a muerte.
- La Toráh, como toda Constitución Política, consta de dos partes: define lo que es delito (pecado) y establece las sanciones al incumplimiento de las reglas.
- El Eterno estableció un Nuevo Pacto bajo mejores promesas en Jeremías 31:27-40.
- Este Nuevo Pacto es entre dos partes: entre el Creador y su pueblo.
- La parte del Creador está establecido en Deuteronomio 12:7-26 y Deuteronomio 28:15-68.
- Nuestra parte está establecida en toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis.
- El Nuevo Pacto fue ratificado con derramamiento de la Sangre del Cordero Pascual (el Mesías).
- Para poder obedecer la Toráh necesitamos ayuda.
- Lo primero es nacer de nuevo, arrepintiéndonos de nuestros pecados y reconociendo que necesitamos ayuda para no pecar.
- El nacer de nuevo sólo puede ser otorgado por el Aliento Santo (el Espíritu del Eterno) por medio de la Sangre derramada en la Cruz.
- Esa Sangre derramada en la Cruz fue el pago por nuestros pecados, y lo que se eliminó en la Cruz NO FUE LA LEY, sino el Acta de Decretos en nuestra contra, es decir, la sanción por incumplir la Ley. Se abolió la segunda parte de la Constitución, la que establece la sanción, y eso sólo para los que deseamos entrar en Pacto con el Eterno.
- Una vez a salvo de la penalidad de la Ley ahora somos LIBRES PARA OBEDECERLA sin el temor del castigo por incumplirla.
- Por lo tanto, nuestra vida después de entregar nuestra vida al Mesías debe ser de arrepentimiento y fe. Arrepentimiento de pecar en todo momento; y fe de creer que realmente puedo continuar sirviendo al Eterno sin el temor del castigo puesto que el Hijo ya pagó por mis transgresiones.
- Ahora podemos cumplir con nuestra parte del Pacto, es decir, obedecer la Toráh del Eterno, porque ha proveído la ayuda necesaria para poder llegar a su Santa presencia.
- De ahí que Pablo está en lo cierto al decir que la salvación es por fe y no por obras, para que nadie se envanezca diciendo que se ha salvado a sí mismo siendo bueno y haciendo buenas obras; pero también Santiago está en lo cierto al decir que UNA VEZ SALVADOS, tenemos que continuar con las buenas obras que el Creador ha preparado de antemano para nosotros.
- El mismo Pablo decía que tenemos que seguir apuntando al blanco; y que él mismo reconocía no haberlo alcanzado, sino que proseguía a la meta, y comparaba nuestra vida en el Mesías a una carrera donde sólo había un ganador.
Lutero continuó siempre influenciado por la incorrecta hermenéutica de los padres de la iglesia de los primeros siglos después del Mesías (precursora de la iglesia católica), y las tradiciones y doctrinas de la iglesia cristiana actual son herederas de muchas de las tradiciones de la iglesia católica. Es decir, la iglesia católica se basó en las obras para la salvación, y la Reforma se basó sólo en la fe, pero quitó las obras como parte del perfeccionamiento al que se refirió Pablo.
Ahora, es verdad que las iglesias cristianas hoy en día sí predican que hagamos el bien y buenas obras, y etc. Pero finalmente, al no haber un canon fijo, al no haber Instrucciones precisas sobre lo que el Eterno quiere, hemos terminado cada quién haciendo como creemos, como nos place o como sentimos. De ahí los cientos de denominaciones diferentes, cada quién siguiendo una parte de la Escritura, sobre todo del llamado Nuevo Testamento. Y cada una de las denominaciones pensando que tienen la Verdad absoluta.
Pero el Eterno no cambia, Él es inmutable, y sus Leyes también son inmutables.
¡Shalom!