¿Han dejado de tener validez al 100% las indicaciones que el mismo Jesús nos dejó en el Nuevo Testamento?
Sé que este tema puede dar mucho de qué hablar, y oro al Señor porque así sea.
Así que ahí voy...Proverbios 15:22 escribió:Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman.
Ciertas circunstancias de las últimas semanas han venido a inquietarme a tal grado de cuestionar fuertemente en mi corazón la ligereza con la que el pueblo de Dios está enfrentando el creciente índice de divorcios entre los cristianos.
Es demasiado frecuente ver hermanos en Cristo que se divorcian (trance que necesariamente debería ser dolorosísimo para el hijo de Dios, y que a veces se enfrenta con demasiada calma), y que al poco tiempo vuelven a casarse con otra persona.
Que el Señor me libre de juzgar y mucho menos de condenar; pero cuando observo eso, no puedo dejar de preguntarme, ¿y qué sucede en el corazón de estos hermanos respecto de lo dicho por el Señor a lo largo de todas las Escrituras?
Génesis 2:24 escribió:Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Es verdad, según el Deuteronomio, Dios permitía ciertas causales para un divorcio. Pero el mismo Jesús aclaró el por qué:Mateo 19:6 escribió:Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Hace más de veinte años yo dejé a mi esposo debido a circunstancias demasiado complicadas y difíciles de exponer.Mateo 19:8 escribió: El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.
Puedo dar fe del cuidado del Señor hacia sus hijos... aún por esta hija desobediente y rebelde. Él me permitió escapar de aquel infierno, y así pude criar a mis cuatro hijos en disciplina y amonestación del Señor.
Y aunque uno de mis sueños fue el ser una esposa y una mujer virtuosa (sueño que comenzó desde mi niñez, cuando aún era atea), desde que salí de mi ciudad natal estuve muy consciente de lo que Dios establecía respecto del divorcio, y más aún si yo misma fui la que me separé de mi esposo. Supe que mis oportunidades se habían terminado; el peso de esa realidad estuvo sobre mí durante todos estos años, pero siempre prevaleció el enorme agradecimiento a mi Padre por haberme rescatado de aquella agonía.
A lo largo de estos años me sorprende que haya hermanos, e incluso pastores, que me dicen: Hermana, cuando menos se lo espere aparecerá alguien. Hubo un tiempo en que llegué a creer que esto podría ser verdad, y comencé a pedir oración por mi "cristiano gringo rico" que el Señor me daría, el hombre correcto, el indicado para mí.
Sin embargo ha crecido en mí esta inquietud al ver la actitud displiscente y superficial con que la Iglesia trata el divorcio y el nuevo matrimonio. Y aún cuando el proceso de la separación sea muy dolorosa, ¿cómo es posible que se contemple la posibilidad de que las personas encuentren otras personas para casarse? No consiste en eso el proceso de la restauración, según yo lo entiendo en las Sagradas Escrituras.
Es verdad, también existe esta otra porción:
Aquí hay dos condiciones:1 Corintios 7:15 escribió:Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
- Que el cónyuge sea incrédulo (no creyente, no nacido de nuevo).
- Que sea ese cónyuge el que se separe y no el hermano en Cristo.
Pero aún en esa parte se contempla la posibilidad de que el matrimonio NO se disuelva:
1 Corintios 7:16 escribió:Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
Así que aquí está planteado el asunto. Qué más quisiera yo encontrar un recoveco, alguna letra pequeña, algún resquicio de licencia para poder abrigar la esperanza de que el Señor me permitirá cumplir mi sueño, el de ser esposa. Pero la verdad es que entre más vueltas le doy al asunto, más me convenzo de que la Palabra de Dios sigue siendo 100% válida.