Dicen que somos del tamaño de las cosas que nos hacen enojar.
O sea el pecado no es enojarse; el enojo es un sentimiento secundario que aparece siempre después de un sentimiento primario: frustración, miedo, susto, decepción, desconcierto, confusión, impotencia, etc.Efesios 4:26 escribió:26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
El problema es lo que hacemos al calor del enojo, cómo reaccionamos ante la frustración, el miedo, el susto, la decepción, el desconcierto, la confusión y la impotencia.
Y a ti, ¿qué te hace enojar?