Todos los que hemos aceptado a Cristo coincidimos en que nuestra vida hoy es totalmente diferente a la de antes.
Y no es porque ahora seamos perfectos, o nos creamos unos "santitos", como a veces se nos dice. No. De hecho podemos haber cristianos que nos equivocamos más veces que alguien que no se ha comprometido con Jesucristo.
¿Entonces en qué es diferente?
Hablando en mi propia experiencia, ahora sé que tengo un Padre que me cuida, me protege, me enseña, me guía, me anima, me consuela, me sostiene y me levanta cuando me caigo... Bueno, la lista es larguísima.
¿Esto quiere decir que ya no me estreso, no me angustio, no siento temor, no me enojo o no me deprimo?
Lamentablemente así debería de ser; pero la realidad es que, aún cuando entregamos nuestra vida a Cristo, y ahora sabemos que estamos seguros en Sus manos...
¿Pero realmente se podrá lograr NUNCA estresarnos, angustiarnos, etc.? ¿O eso es parte de nuestra naturaleza humana, y nunca se podrá dejar de hacerlo mientras estemos en este mundo?
La respuesta es tan compleja como nuestra naturaleza humana, ya que si bien es cierto que al entregar nuestra vida a Cristo, comienza un proceso de renovación y restauración...
Sí, la Biblia dice:
Y aunque se ha debatido mucho acerca de si existe o no el "libre albedrío" de los humanos (algunas personas afirman que NO existe, argumentando que no se menciona literalmente en la Biblia), es indudable que Dios nos ha dotado de él:
Pero entonces, ¿cómo es que Dios nos da entonces también el QUERER? ¿Dónde queda entonces el libre albedrío? ¿Esto quiere decir que si quiero robarme algo, Dios mismo me está dando ese deseo?
En realidad no, porque en Filipenses 2:13 también se agrega "por su buena voluntad". Lo cual nos indica que cuando queremos cosas buenas, es Dios el que nos da ese deseo; por lo tanto, si queremos cosas malas, no es Dios quien nos está impulsando.
Me hice esta pregunta por muchos años, y aunque sé que no he dado con la respuesta absoluta, esta respuesta me ha servido a mí:
Dios produce en mí tanto el querer como el hacer. Pero para que Dios produzca en mí el QUERER, yo debo QUERER que Dios produzca en mí ese QUERER.
Mmmh... Creo que te estoy confundiendo.
Retomando el versículo:
Si nos quedáramos sólo con este versículo bíblico, entonces podría decirse que no hay nada qué hacer, y el libre albedrío no existe. Por lo tanto, sólo estamos como esperando lo que Dios quiera producir en nosotros, como robotitos.
Pero en realidad no es así, porque todos los versículos que anteriormente expuse nos muestran claramente que SÍ tenemos libertad de elección y de decisón.
Por lo tanto, si tomamos todo el contexto, lo podríamos expresar de la siguiente forma:
¿Qué es lo que está haciendo ese hombre arrodillado?
Está orando... ¿Y cómo es que llegó a ponerse de rodillas para orar? ¿Y cuál es su oración?
Se puso de rodillas porque decidió hacerlo. Tal vez no tenía ganas, tal vez estaba desganado, abatido, atemorizado, estresado, enojado o deprimido. Pero aún así decidió arrodillarse y hablar con Dios.
Entonces Dios toma esa decisión humana (no los sentimientos, no las emociones... sólo la decisión), ese QUERER humano, y entonces Él lo transforma en un QUERER divino, y es cuando Él nos capacita para hacer cosas extraordinarias, en momentos inesperados, y con las personas que menos imaginamos.
Podríamos entonces decirlo así:
¿Es fácil?
No... No es nada fácil, porque por lo general los humanos somos rebeldes y reacios a someter nuestra independencia e individualidad a otra persona, aunque esa persona sea Dios.
Por algo
Y luego
Porque también dice que sus brazos y sus manos se hicieron cada vez más fuertes. ¿Cómo? A través de todas esas ocasiones de practicar y practicar y practicar.
Entonces, ¿qué es lo que vamos a hacer la siguiente vez que no tengamos ganas de hacer algo que implique perdonar, no gritar, no angustiarnos o no deprimirnos?
No le echemos la culpa a Dios por esos momentos. Él mismo nos está mostrando los pasos que podemos seguir para llegar a fortalecernos a través de ejercitarnos una y otra vez.
Que el Señor te bendiga y te prospere
Y no es porque ahora seamos perfectos, o nos creamos unos "santitos", como a veces se nos dice. No. De hecho podemos haber cristianos que nos equivocamos más veces que alguien que no se ha comprometido con Jesucristo.
¿Entonces en qué es diferente?
Hablando en mi propia experiencia, ahora sé que tengo un Padre que me cuida, me protege, me enseña, me guía, me anima, me consuela, me sostiene y me levanta cuando me caigo... Bueno, la lista es larguísima.
¿Esto quiere decir que ya no me estreso, no me angustio, no siento temor, no me enojo o no me deprimo?
Lamentablemente así debería de ser; pero la realidad es que, aún cuando entregamos nuestra vida a Cristo, y ahora sabemos que estamos seguros en Sus manos...
...aún así, los cristianos nos estresamos, angustiamos, atemorizamos, enojamos y nos deprimimos.Salmos 139:10 escribió:Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
¿Pero realmente se podrá lograr NUNCA estresarnos, angustiarnos, etc.? ¿O eso es parte de nuestra naturaleza humana, y nunca se podrá dejar de hacerlo mientras estemos en este mundo?
La respuesta es tan compleja como nuestra naturaleza humana, ya que si bien es cierto que al entregar nuestra vida a Cristo, comienza un proceso de renovación y restauración...
... también es cierto que hemos sido dotados de libre albedrío, y somos capaces de tomar todo tipo de decisiones, tanto positivas como negativas.Filipenses 1:6 escribió:estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Sí, la Biblia dice:
y eso nos lleva a pensar: "Bien, mientras que yo no QUIERA, es señal de que Dios no ha producido en mí el QUERER". Y muchas veces en eso nos basamos para no HACER las cosas, para no intentarlas ni mucho menos perseverar en ellas.Filipenses 2:13 escribió:porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Y aunque se ha debatido mucho acerca de si existe o no el "libre albedrío" de los humanos (algunas personas afirman que NO existe, argumentando que no se menciona literalmente en la Biblia), es indudable que Dios nos ha dotado de él:
Génesis 4:7 escribió:Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.
Josué 24:15 escribió: "Y si no les parece bien servir al SEÑOR, escojan hoy a quién han de servir: si a los dioses que sirvieron sus padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los Amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa, serviremos al SEÑOR. -
Todos estos versículos nos comprueban que Dios nos creó con la capacidad de tomar decisiones; el primer ejemplo lo tenemos en Adán y Eva, cuando en el huerto del Edén se les indicó que podían comer de todo lo que ahí había, menos del árbol del bien y del mal.Juan 3:16 escribió:Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.
Pero entonces, ¿cómo es que Dios nos da entonces también el QUERER? ¿Dónde queda entonces el libre albedrío? ¿Esto quiere decir que si quiero robarme algo, Dios mismo me está dando ese deseo?
En realidad no, porque en Filipenses 2:13 también se agrega "por su buena voluntad". Lo cual nos indica que cuando queremos cosas buenas, es Dios el que nos da ese deseo; por lo tanto, si queremos cosas malas, no es Dios quien nos está impulsando.
Dicho así todo parece muy sencillo, pero esto no evita que los cristianos nos sigamos estresando, atemorizando, encolerizando o deprimiendo. ¿Por qué en estos casos Dios no nos da el QUERER no deprimirnos, o no enojarnos...?Santiago 1:17 escribió:Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Me hice esta pregunta por muchos años, y aunque sé que no he dado con la respuesta absoluta, esta respuesta me ha servido a mí:
Dios produce en mí tanto el querer como el hacer. Pero para que Dios produzca en mí el QUERER, yo debo QUERER que Dios produzca en mí ese QUERER.
Mmmh... Creo que te estoy confundiendo.
Retomando el versículo:
lo podemos expresar gráficamente en esta forma:Filipenses 2:13 escribió:porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Si nos quedáramos sólo con este versículo bíblico, entonces podría decirse que no hay nada qué hacer, y el libre albedrío no existe. Por lo tanto, sólo estamos como esperando lo que Dios quiera producir en nosotros, como robotitos.
Pero en realidad no es así, porque todos los versículos que anteriormente expuse nos muestran claramente que SÍ tenemos libertad de elección y de decisón.
Por lo tanto, si tomamos todo el contexto, lo podríamos expresar de la siguiente forma:
¿Qué es lo que está haciendo ese hombre arrodillado?
Está orando... ¿Y cómo es que llegó a ponerse de rodillas para orar? ¿Y cuál es su oración?
Se puso de rodillas porque decidió hacerlo. Tal vez no tenía ganas, tal vez estaba desganado, abatido, atemorizado, estresado, enojado o deprimido. Pero aún así decidió arrodillarse y hablar con Dios.
Entonces Dios toma esa decisión humana (no los sentimientos, no las emociones... sólo la decisión), ese QUERER humano, y entonces Él lo transforma en un QUERER divino, y es cuando Él nos capacita para hacer cosas extraordinarias, en momentos inesperados, y con las personas que menos imaginamos.
Podríamos entonces decirlo así:
- QUERER HUMANO → No quiero hacerlo, pero le pido a Dios que me permita QUERER.
- QUERER DIVINO → Dios nos da entonces un deseo de hacerlo.
- HACER HUMANO → Lo hacemos con gozo y con paz.
¿Es fácil?
No... No es nada fácil, porque por lo general los humanos somos rebeldes y reacios a someter nuestra independencia e individualidad a otra persona, aunque esa persona sea Dios.
Por algo
Está claro que podemos ser obedientes ahorita, y si nos descuidamos, paulatinamente podemos hacernos "tardos para oír".Hebreos 5:11 escribió:Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír.
Y luego
con lo cual Dios nos recomienda ejercitarnos, o sea, practicar.Hebreos 5:14 escribió:pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
O sea que el entregar nuestra vida a Cristo no es un contrato mediante el cual el Señor se compromete a que ya no habrá motivos para estresarnos, deprimirnos, enojarnos o encolerizarnos. Lo vemos claramente en esta última porción bíblica: "Le asaetearon y le aborrecieron".Génesis 49:23-24a escribió:Le causaron amargura,
Le asaetearon,
Y le aborrecieron los arqueros;
Mas su arco se mantuvo poderoso,
Y los brazos de sus manos se fortalecieron...
Porque también dice que sus brazos y sus manos se hicieron cada vez más fuertes. ¿Cómo? A través de todas esas ocasiones de practicar y practicar y practicar.
Entonces, ¿qué es lo que vamos a hacer la siguiente vez que no tengamos ganas de hacer algo que implique perdonar, no gritar, no angustiarnos o no deprimirnos?
No le echemos la culpa a Dios por esos momentos. Él mismo nos está mostrando los pasos que podemos seguir para llegar a fortalecernos a través de ejercitarnos una y otra vez.
Que el Señor te bendiga y te prospere