¿Has orado alguna vez por tu mascota?
Este suceso no disminuyó nuestra fe en el Señor; sabíamos que Él tenía poder para haber sanado a nuestra mascota, pero por alguna razón desconocida para nosotros, decidió no hacerlo.
Después de ese perrito no volvimos a tener mascotas en casa. Hacía mucho tiempo que no lo recordaba (se llamaba "Bigotes", por cierto), hasta que leí esta historia en el folleto "Levántate Ester", la cual fue extraída del libro "Mi Vida Secreta con el Hermano Pablo", de Linda Finkenbinder.
Sólo los hijos de Dios, quienes hemos aceptado a Cristo en nuestro corazón, podemos interceder por las personas. Si aún no le has entregado tu vida a Cristo, te invito a que reflexiones sobre lo siguiente:Cuando Linda y su familia eran misioneros en El Salvador, ella escribió:Estaba sacando el pan del horno cuando escuché gritos del patio de atrás. Mis hijas Joanie y Ellin entraron corriendo, trayendo un gatito negro. Estaban llorando con tanta fuerza que era difícil entender lo que decían: "¡Mami, mami! ¡Por favor, ora por nuestro gatito!"
El pequeño gato tenía convulsiones pero las niñas estaban seguras que Dios lo curaría si yo oraba por él. La oración era nuestra solución para casi todos los problemas que teníamos.
Sentada sobre el piso, deliberaba sobre esto porque nunca antes había orado por un animal doméstico. ¿De veras se preocupaba Dios por los gatos? ¿Se extendía su poder sanador a ellos también?
Las niñas seguían llorando, "Por favor, ¡apúrate, mami!" Le eché una mirada a la bola de pelos que se retorcía y temerosa, apenas si toqué a la pequeña mascota con mano temblorosa, y susurré el nombre de Cristo. Al instante, el animal se quedó en silencio, como muerto, y escuché el grito ahogado de las niñas. Segundos más tarde, el animal levantó su cabecita, saltó sobre sus patitas y salió corriendo, seguido por dos niñitas felices.
Me quedé allí, sobre el piso de la cocina, preguntándome qué es lo que sentía. Una extraña sensación había corrido por todo mi cuerpo cuando toqué al gatito. He reflexionado muchas veces sobre este incidente. Un día, en la oración, se me ocurrió que mis acciones correspondían a la compasión que sentí por el animalito, así como también por mis hijas.
¡Compasión! ¡Cristo es todo compasión! Él lloró ante la tumba de Lázaro. Amó al joven rico que no podía renunciar a sus riquezas. No condenó a la mujer sorprendida en adulterio, y trató al hijo pródigo con amor y misericordia. Jesús no permitió que cinco mil personas se fueran con hambre. Su compasión lo llevó a sufrir la muerte de un criminal en nuestro lugar.
Mi oración es que yo siempre pueda sentir compasión por las necesidades de los demás, y que encuentre el tiempo necesario para interceder al Padre por ellos.
- Todos hemos pecado. No hay pecados grandes ni pequeños; para Dios todos son iguales, y como Él es Santo, no convive con el pecado.Isaías 59:2 escribió:pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
- A causa de eso, toda la humanidad está condenada a muerte.Romanos 6:23 escribió:Porque la paga del pecado es muerte,
- Dios ya envió a su Hijo Jesucristo a comprar nuestra libertad.Juan 3:16 escribió:Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
- El pago ya está hecho.1 Pedro 3:18 escribió:Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
- Si aceptas ese regalo, eso te convierte en hijo de Dios.Juan 1:12 escribió:Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
- Entrégale tu vida, invítalo a tu corazón, para que ahora vivas en Su protección, en su fuerza, en Su guía, teniendo una relación de amistad con Él.Romanos 14:9 escribió:Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
Después de leer lo anterior, y meditar en ello, disponte ahora a hacer una oración de acuerdo con estas verdades bíblicas. Y cuando termines, por favor, comparte con nosotros lo que el Señor ha hecho en ti.
¡Dios te bendiga!