Hno. Ismael Chay escribió:Es compasivo.
Pedro pide a los esposos que traten a su esposa con delicadeza como compañeras más frágiles. ¿Qué significa con eso? No estaba diciendo que las esposas fueran más vulnerables espiritualmente o moralmente. Más bien se refería a que la mujer es más débil físicamente.
La mujer, es como una flor: delicada, frágil, la deben tratar con mucha delicadeza y respeto. Cuando el hombre domina a la mujer, no es para demostrar la mayor fuerza que lleva en su interior, es que, Dios le dio mucha fuerza para proteger a la mujer de los enemigos, y él es el mayor, porque Dios le creó antes que la mujer, y la mujer depende de él, porque ella salió de la costilla del hombre. No para hacerla sufrir, y luego suplicarle de rodillas con las lágrimas en las mejillas, ¡no!
La mujer es una hermana de más para su esposo, porque ella conoce los secretos que: ni su hermana biológica conoce, ni mucho menos sus padres, además de eso, tanto el hombre como la mujer tienen cosas en común. No debes maltratar ni hacer daño a alguien o algo que se quiere mucho.
Por eso la Biblia dice: La mujer dejará a sus padres, para formar su propia familia, de igual modo el hombre, pero uno no puede dejar a sus padres sabiendo que donde va, le van a tratar mal, si es el caso de la mujer; al ver que decide dejar a sus familiares, es que lo hace por amor, pero, no la pueden derrochar esta felicidad sólo por el hecho de que ella sea una mujer o que ella sea una indefensa.
Cuando la mujer, acepta dejar a sus padres, es que decide renunciar todo lo que ha tenido en medio de su familia. Si su mujer le falla, no la reproche en medio de la muchedumbre, todos somos personas; imperfectos: que merecemos respeto, consideración y afecto.
Cuando Dios nos perdona a pesar de lo mal que nos comportamos pero nos perdona porque sabe que nadie es justo además somos sus hijos; la mujer es como una niña comparando con el hombre. Si la tratas como una esclava, se marchitará antes del tiempo, porque estará preocupada y no tendrá ánimos de poder arreglarse. Que yo sepa, no le gustaría ver a su hembra marchitando; ya que todo hombre quiere que su mujer sea la que sobresalga entre las demás hembras.
La mujer es tu compañera de todos los tiempos, entre los buenos y los malos, ella es la que verás en los últimos momentos de la vida. Además de todo, el desprecio hacia la mujer trae malas consecuencias, la mujer tiene una gran capacidad de aguante que en los hombres no se puede registrar; la mujer aguanta todo: entre lo vergonzoso, y lo pavoroso, lo soporta porque te ama, no la hagas arrepentir y que luego tu mismo te abstengas a las consecuencias y cuando te hayas arrepentido, ya será muy tarde para ella: puesto que si la hembra dice si por tanto es si y si dice no, señor mío lo sentiré para ti. A partir de esta premisa, es cuando realmente veras lo que está en la mujer y su verdadero nombre.
Además se suele decir que: Detrás de un gran hombre hay una gran mujer, dale peso a tu mujer, porque quiere percatar este gusto.
Tal como la mujer es frágil, así merece que la atiendan con lujeria para que ella esté contenta. Si la tratas así, ella no tendrá ganas de pensar en sandeces, o en malas cosas. En una unión matrimonial sin condiciones, siempre hay problemas y luego se arreglan, tal como se suele cantar: El matrimonio es una carga muy pesada y que no hay alguien que puede ayudarte, y que detrás de esta carga, está el respeto, la consideración y la dicha; lo que debemos hacer es perdonarnos los unos a los otros y saber que somos humanos imperfectos, solo el creador es justo, bueno y perfecto.
Cristo tiene la misma relación con nosotros. Nos trata con respeto como el compañero más débil.
Él no guía desde el poder de su posición. Jesús nunca ganó a las personas dando órdenes, sino atrayéndonos con amor.
El esposo no puede decir: “Yo soy el jefe; tú sigues órdenes”. El orgullo de la posición y un espíritu autoritario destruyen las relaciones.
En 1551, el obispo Becke tradujo 1 Pedro 3:7 como sigue: “Y si ella no te es obediente, intenta por todos los medios de inculcar el temor de Dios en su cabeza, de modo que sea obligada a aprender su deber y a hacerlo”. Es obvio que no leyó bien el texto y puso mucho de él.
Los esposos no deben guiar desde el punto ventajoso de superior a inferior (“soy mejor que tú”), de una necesidad para tener el control o usando el temor para obtener el acuerdo. Jesús nos dice que cualquiera que guíe tiene que ser siervo de todos.