por Graciela Sáb Ene 14, 2017 7:34 pm
Muy buen tema
En alguna parte vi que se decía que sólo se les podía llamar apóstoles a los que vivieron y caminaron con Jesús; y que Pablo era la excepción, porque aunque no le tocó ver a Jesús aquí en la tierra, fue Él quien se mostró a Pablo y lo tiró a tierra en el camino a Damasco. Además, es indudable que el Señor se revelaba con frecuencia a Pablo; si no lo creemos, sólo es cuestión de leer sus epístolas.
Ahora bien, supongamos que esta aseveración no es exacta, y que hoy en día también podría haber apóstoles. Aquí cabría la enorme y gran pregunta: ¿Qué características debe tener alguien para que se le pueda atribuir la categoría de apóstol? Y esta pregunta llevaría a otra: ¿Quién decidiría estas características?
Respecto a los profetas, pues sabemos cuáles son sus características:
- Hablaban sólo Palabra del Eterno.
- Advertían.
- Eran famosos.
- No eran populares.
- Eran perseguidos, torturados y algunos asesinados.
Pues... sobre todo por estos últimos dos puntos, no me imagino por qué alguien desearía ser llamado profeta
A menos que sólo les guste por la tercera característica
La verdad no creo que a Jeremías le gustara que le dijeran profeta; es más, en más de una ocasión los profetas desearon no ser enviados, se escondieron (como Jonás), pusieron pretextos, pero es evidente que es el Señor mismo quien decide quién es profeta y quién no. Y al que escoge, invariablemente no le va bien, y por consiguiente no es un trabajo muy atractivo carnalmente hablando, y tampoco es un trabajo a elección propia, sino del mismo Todopoderoso.
Puedo concluir entonces que no me convencen mucho los autonombrados apóstoles o profetas (y aseguro que son autonombrados cuando aceptan que en los carteles publicitarios les antepongan este título).