Esta foto es del jueves de la semana pasada...
Batallé mucho para poder hacer los volantes, y finalmente no me gustaron mucho cómo quedaron, porque no se podían leer claramente.
Pero igual salí a repartirlos en las paradas de camión, por la tarde. Y luego por la noche, me fui a la carreta donde mis hijos venden burros percherones, y ahí me quedé como hora y media o dos horas, repartiendo volantes a las personas que pasaban por ahí.
Definitivamente el enemigo se enoja cuando uno desarrolla ese tipo de actividades; porque el viernes sucedió un evento que me movió el tapete, y me quitó la paz todo el fin de semana. Aún así, sigo declarando victoria en Cristo, y reafirmo mi compromiso con el Dios Todopoderoso, que es fiel, y que su misericordia es para siempre.