Desde hace como dos meses he estado en constante e intensa oración al Padre para poder determinar el momento correcto de hacer esta declaración.
Cuando me convertí a Cristo, una de mis primeras grandes interrogantes se la planteé al hermano Tomás Ruiz, el pastor de la Iglesia de la Cantera, en Guaymas: ¿Cómo saber que es la iglesia correcta? Esto fue cuando me percaté de la enorme cantidad de iglesias cristianas evangélicas que existían.
La respuesta del hermano me tranquilizó durante más de veinte años: Asegúrate de que usen toda la Biblia, y ésa será la iglesia correcta. El trabajo de profesora, el participar en la iglesia y el cuidar a mis cuatro hijos me permitieron mantenerme ocupada, y poco tiempo había de meditar en cosas muy profundas; me limitaba a lo básico: orar, leer la Biblia, estudiarla y practicar lo que en ella aprendía.
Cuando me jubilé y asistí al discipulado de JUCUM (YWAM), en una de las clases se me activó aquella interrogante del pasado: ¿Por qué hay tantas denominaciones? Una de las respuestas la obtuve en base a aprender sobre los absolutos y los relativos. Me di cuenta de que los relativos eran los que determinaron a las diferentes denominaciones, y no los absolutos; de hecho, si alguna iglesia contaba en su doctrina con un absoluto diferente a la mía, entonces era evidente de que era una secta, y no una iglesia cristiana evangélica de doctrina sana.
Para ese entonces yo ya estaba asistiendo a una Iglesia Metodista Libre, y ya me había dado cuenta de que esta denominación, al igual que la Apostólica, y otras denominaciones parecidas, tenían algo en común: no se mezclaban con las demás, todos sus eventos y actividades las realizan únicamente invitando a sus iglesias hermanas. Esto fue un shock para mí, después de haberme congregado por más de 10 años en una iglesia tan incluyente como lo es la Iglesia de Dios en México, Evangelio Completo.
Desde pequeño, mi hijo menor había estado en contra de celebrar la Navidad, y de la creencia en Santa Claus; pero yo amaba la Navidad (creo que lo explico en mi testimonio), y todo lo referente a ella: el árbol, los adornos, las luces, la cena, la convivencia, los regalos, todo. Como en aquel entonces mi hijo estaba muy lejos de ser un hijo de Dios, y nuestra relación estaba muy deteriorada, parecía como si lo único que buscara era estar en contra mía, así que nunca lo tomé en serio. Así y todo, él leía muchísimo la Biblia, aunque en esa época usara sus conocimientos para contender de la mala manera.
Hace unos años este hijo menor se comprometió a Cristo, y como ya llevaba mucho camino recorrido en cuanto a conocimiento bíblico, juntos continuamos estudiando y buscando verdades escondidas detrás de tradiciones de hombres. En él se afirmó la convicción de no estar de acuerdo con nada relativo a la Navidad, pero yo seguía amando esa época en mi corazón…. Sin embargo, había comenzado a emerger la incertidumbre de si realmente era algo que le agradaba al Señor. Recuerdo sentarme en la sala de mi casa, con el árbol y todas aquellas hermosas luces, y preguntarme qué sentido tenía todo eso. También recuerdo sentir que la temporada se iba demasiado rápido, y más tardaba yo en adornar, que en tener que volver a quitar las luces. Llegué a sentir la misma sensación que sentía hacía muchos años, antes de ser cristiana, cuando adquiría cosas materiales, y ese gusto no duraba nada, dejándome un vacío que buscaba llenar con otro objeto a conseguir.
En la iglesia comenzaron a suceder cosas que estaban lejos de ser bíblicas, y sentí que el Señor me decía que mi tiempo en la Iglesia Metodista Libre había llegado a su fin. Sin embargo, yo percibía que en realidad aquellos eventos no eran el verdadero motivo, sino los medios que el Señor estaba usando para hacerme salir de ahí.
Hace más de dos meses, no recuerdo qué buscaba entre los videos de youtube, algo referente a una lectura bíblica seguramente, porque de pronto me encontré con el video Verdad o Tradición del hermano Jim Staley. Ese video fue un shock para mí, no porque lo que se decía fuera nuevo para mí; estaba enterada del trasfondo pagano de la celebración de la Navidad en cuanto a la fecha, los adornos, el árbol, Santa Claus y el hecho de que en realidad había sido instituida por la iglesia en Roma en los primeros siglos de la Era Cristiana. No... lo impactante fue que, aún a pesar de ser un tema ya conocido por mí, era como si lo viera por primera vez, y me enfrenté con el hecho de que en realidad el Señor estaba más que molesto por la fiesta de la Navidad, y todo lo referente a ella.
De un video me fui a otro, y de pronto me encontré con el video del día de reposo, el Shabat.
Para esto, hacía unos dos años que el Señor había comenzado a inquietarme sobre el asunto de guardar el día de reposo; en las iglesias donde había estado siempre se predicó que el día de reposo sabático de los primeros cristianos Dios lo había cambiado al domingo, aunque yo sabía que en realidad guardar el sábado había sido prohibido por el emperador Constantino, de acuerdo con la iglesia de Roma del primer siglo de la Era Cristiana. Entonces comencé a decirles a mis hijos que debíamos guardar el día de reposo (aunque fuera el domingo) como lo señalaba la Biblia, comenzando desde el sábado a la puesta del sol, y terminando el domingo a la puesta del sol; pero me ignoraron, simplemente nunca lo hicimos. También estaba inquieta intentando infructuosamente que nos comprometiéramos a una reunión semanal, no sólo para comer juntos, sino para orar y tener un pequeño devocional en familia. Y aprovechar para revisar los eventos de la semana, pedirnos perdón por algo que nos hubiera lastimado, y que nuestras relaciones se restauraran en Cristo.
Entonces, de pronto aquí estoy, viendo ese video acerca del Shabat, del mismo hermano Jim Staley ¡y fue una enorme revelación para mí! Ahí estaba la respuesta que hacía años estaba buscando sin saberla.
De pronto, volteé a ver el título de otro video: Crisis de Identidad, ¡y entendí! Entendí el por qué me molestaba tanto lo de las múltiples denominaciones, lo de los absolutos, los relativos, las iglesias exclusivistas, la elección que el Eterno se reserva y todo lo demás. Después de ver muchos más videos relativos a lo mismo, de investigaciones exhaustivas durante varias semanas, entendí que había tres cosas que había que retomar:
1. El Shabat.
2. Las fiestas bíblicas.
3. Las leyes sanitarias.
Es decir, teníamos que regresar a nuestras raíces cristianas originales. Y no, no estaba pensando en “judaizar” con el shofar, las vestimentas rituales, los rolitos, los chalecitos o los gorritos judíos. Entendí que yo no soy judía. Tal vez soy parte del reino del Norte, de la casa de Israel, de Efraín o de José; tal vez soy una hija de Dios que antes fue gentil, y que ahora ha sido injertada en el olivo original, junto a mis hermanos judíos.
En otra publicación expondré toda la base bíblica que me llevó a tomar la decisión de comenzar a obedecer la Ley que tanto amaba el Rey David, y por la cual, al ser tan obediente al Señor y sus mandamientos, Dios mismo dijo de él que era un hombre con un corazón conforme al corazón de Dios; esa misma Ley que tanto cantaron los salmistas diciendo que es más dulce que la miel, y que es alimento y vida al alma y al espíritu. Esa misma Ley que Santiago dice en su epístola que tenemos que ser hacedores y no solamente oidores. La misma Ley que el mismo Jesucristo cumplió cabalmente durante toda su vida, y después de él los apóstoles, dándonos el ejemplo que después la iglesia de Roma nos cambió con sus edictos.
Es mi oración que al leer esta declaración, todo lo sometamos al escrutinio del Espíritu Santo, pues lo importante no es lo que yo piense, o lo que signifique para mí, sino ¿qué piensa YHWH de todo esto?
Estoy convencida de que debo retomar la adoración original que nos fue enseñada por Yeshúa (Jesús) y los apóstoles; sólo me surgen interrogantes del cómo y hasta dónde. Y para eso he abierto otro Foro llamado Raíces Cristianas, en donde, aún cuando de momento no hay participantes, creo que es el único espacio del internet en ese formato para poder despejar todas las dudas, hacer todas las preguntas, compartir los resultados de más descubrimientos en la Escritura, y que nos permita salir de la apostasía profetizada para los últimos tiempos.
Y decidí abrir ese otro foro para no violentar a los lectores y participantes de éste, si es que rechazan este enfoque, el cual, aclaro, no es tema de salvación (pues la salvación viene por la fe en Yeshúa), sino de obediencia.
Cuando me convertí a Cristo, una de mis primeras grandes interrogantes se la planteé al hermano Tomás Ruiz, el pastor de la Iglesia de la Cantera, en Guaymas: ¿Cómo saber que es la iglesia correcta? Esto fue cuando me percaté de la enorme cantidad de iglesias cristianas evangélicas que existían.
La respuesta del hermano me tranquilizó durante más de veinte años: Asegúrate de que usen toda la Biblia, y ésa será la iglesia correcta. El trabajo de profesora, el participar en la iglesia y el cuidar a mis cuatro hijos me permitieron mantenerme ocupada, y poco tiempo había de meditar en cosas muy profundas; me limitaba a lo básico: orar, leer la Biblia, estudiarla y practicar lo que en ella aprendía.
Cuando me jubilé y asistí al discipulado de JUCUM (YWAM), en una de las clases se me activó aquella interrogante del pasado: ¿Por qué hay tantas denominaciones? Una de las respuestas la obtuve en base a aprender sobre los absolutos y los relativos. Me di cuenta de que los relativos eran los que determinaron a las diferentes denominaciones, y no los absolutos; de hecho, si alguna iglesia contaba en su doctrina con un absoluto diferente a la mía, entonces era evidente de que era una secta, y no una iglesia cristiana evangélica de doctrina sana.
Para ese entonces yo ya estaba asistiendo a una Iglesia Metodista Libre, y ya me había dado cuenta de que esta denominación, al igual que la Apostólica, y otras denominaciones parecidas, tenían algo en común: no se mezclaban con las demás, todos sus eventos y actividades las realizan únicamente invitando a sus iglesias hermanas. Esto fue un shock para mí, después de haberme congregado por más de 10 años en una iglesia tan incluyente como lo es la Iglesia de Dios en México, Evangelio Completo.
Desde pequeño, mi hijo menor había estado en contra de celebrar la Navidad, y de la creencia en Santa Claus; pero yo amaba la Navidad (creo que lo explico en mi testimonio), y todo lo referente a ella: el árbol, los adornos, las luces, la cena, la convivencia, los regalos, todo. Como en aquel entonces mi hijo estaba muy lejos de ser un hijo de Dios, y nuestra relación estaba muy deteriorada, parecía como si lo único que buscara era estar en contra mía, así que nunca lo tomé en serio. Así y todo, él leía muchísimo la Biblia, aunque en esa época usara sus conocimientos para contender de la mala manera.
Hace unos años este hijo menor se comprometió a Cristo, y como ya llevaba mucho camino recorrido en cuanto a conocimiento bíblico, juntos continuamos estudiando y buscando verdades escondidas detrás de tradiciones de hombres. En él se afirmó la convicción de no estar de acuerdo con nada relativo a la Navidad, pero yo seguía amando esa época en mi corazón…. Sin embargo, había comenzado a emerger la incertidumbre de si realmente era algo que le agradaba al Señor. Recuerdo sentarme en la sala de mi casa, con el árbol y todas aquellas hermosas luces, y preguntarme qué sentido tenía todo eso. También recuerdo sentir que la temporada se iba demasiado rápido, y más tardaba yo en adornar, que en tener que volver a quitar las luces. Llegué a sentir la misma sensación que sentía hacía muchos años, antes de ser cristiana, cuando adquiría cosas materiales, y ese gusto no duraba nada, dejándome un vacío que buscaba llenar con otro objeto a conseguir.
En la iglesia comenzaron a suceder cosas que estaban lejos de ser bíblicas, y sentí que el Señor me decía que mi tiempo en la Iglesia Metodista Libre había llegado a su fin. Sin embargo, yo percibía que en realidad aquellos eventos no eran el verdadero motivo, sino los medios que el Señor estaba usando para hacerme salir de ahí.
Hace más de dos meses, no recuerdo qué buscaba entre los videos de youtube, algo referente a una lectura bíblica seguramente, porque de pronto me encontré con el video Verdad o Tradición del hermano Jim Staley. Ese video fue un shock para mí, no porque lo que se decía fuera nuevo para mí; estaba enterada del trasfondo pagano de la celebración de la Navidad en cuanto a la fecha, los adornos, el árbol, Santa Claus y el hecho de que en realidad había sido instituida por la iglesia en Roma en los primeros siglos de la Era Cristiana. No... lo impactante fue que, aún a pesar de ser un tema ya conocido por mí, era como si lo viera por primera vez, y me enfrenté con el hecho de que en realidad el Señor estaba más que molesto por la fiesta de la Navidad, y todo lo referente a ella.
De un video me fui a otro, y de pronto me encontré con el video del día de reposo, el Shabat.
Para esto, hacía unos dos años que el Señor había comenzado a inquietarme sobre el asunto de guardar el día de reposo; en las iglesias donde había estado siempre se predicó que el día de reposo sabático de los primeros cristianos Dios lo había cambiado al domingo, aunque yo sabía que en realidad guardar el sábado había sido prohibido por el emperador Constantino, de acuerdo con la iglesia de Roma del primer siglo de la Era Cristiana. Entonces comencé a decirles a mis hijos que debíamos guardar el día de reposo (aunque fuera el domingo) como lo señalaba la Biblia, comenzando desde el sábado a la puesta del sol, y terminando el domingo a la puesta del sol; pero me ignoraron, simplemente nunca lo hicimos. También estaba inquieta intentando infructuosamente que nos comprometiéramos a una reunión semanal, no sólo para comer juntos, sino para orar y tener un pequeño devocional en familia. Y aprovechar para revisar los eventos de la semana, pedirnos perdón por algo que nos hubiera lastimado, y que nuestras relaciones se restauraran en Cristo.
Entonces, de pronto aquí estoy, viendo ese video acerca del Shabat, del mismo hermano Jim Staley ¡y fue una enorme revelación para mí! Ahí estaba la respuesta que hacía años estaba buscando sin saberla.
De pronto, volteé a ver el título de otro video: Crisis de Identidad, ¡y entendí! Entendí el por qué me molestaba tanto lo de las múltiples denominaciones, lo de los absolutos, los relativos, las iglesias exclusivistas, la elección que el Eterno se reserva y todo lo demás. Después de ver muchos más videos relativos a lo mismo, de investigaciones exhaustivas durante varias semanas, entendí que había tres cosas que había que retomar:
1. El Shabat.
2. Las fiestas bíblicas.
3. Las leyes sanitarias.
Es decir, teníamos que regresar a nuestras raíces cristianas originales. Y no, no estaba pensando en “judaizar” con el shofar, las vestimentas rituales, los rolitos, los chalecitos o los gorritos judíos. Entendí que yo no soy judía. Tal vez soy parte del reino del Norte, de la casa de Israel, de Efraín o de José; tal vez soy una hija de Dios que antes fue gentil, y que ahora ha sido injertada en el olivo original, junto a mis hermanos judíos.
En otra publicación expondré toda la base bíblica que me llevó a tomar la decisión de comenzar a obedecer la Ley que tanto amaba el Rey David, y por la cual, al ser tan obediente al Señor y sus mandamientos, Dios mismo dijo de él que era un hombre con un corazón conforme al corazón de Dios; esa misma Ley que tanto cantaron los salmistas diciendo que es más dulce que la miel, y que es alimento y vida al alma y al espíritu. Esa misma Ley que Santiago dice en su epístola que tenemos que ser hacedores y no solamente oidores. La misma Ley que el mismo Jesucristo cumplió cabalmente durante toda su vida, y después de él los apóstoles, dándonos el ejemplo que después la iglesia de Roma nos cambió con sus edictos.
Es mi oración que al leer esta declaración, todo lo sometamos al escrutinio del Espíritu Santo, pues lo importante no es lo que yo piense, o lo que signifique para mí, sino ¿qué piensa YHWH de todo esto?
Estoy convencida de que debo retomar la adoración original que nos fue enseñada por Yeshúa (Jesús) y los apóstoles; sólo me surgen interrogantes del cómo y hasta dónde. Y para eso he abierto otro Foro llamado Raíces Cristianas, en donde, aún cuando de momento no hay participantes, creo que es el único espacio del internet en ese formato para poder despejar todas las dudas, hacer todas las preguntas, compartir los resultados de más descubrimientos en la Escritura, y que nos permita salir de la apostasía profetizada para los últimos tiempos.
Y decidí abrir ese otro foro para no violentar a los lectores y participantes de éste, si es que rechazan este enfoque, el cual, aclaro, no es tema de salvación (pues la salvación viene por la fe en Yeshúa), sino de obediencia.