Hace muchos años, acompañaba a mi hermano mayor a buscar empleo. Recuerdo que íbamos de un lado a otro y el comentario de mi hermano era: "Nada, carnal".
Uno de esos días fuimos a la primera dirección que encontró en el periódico. Era en el centro de la capital. Era un edificio viejísimo (como muchos por allá), subimos sendas escaleras. El local estaba abierto y lo primero a la vista era una de esas planchas de tintorería.
Fueron a avisarle a la persona indicada. Por lo regular yo siempre me quedaba afuera, esperando; pero esa vez nos hicieron pasar a los dos.
Se trataba de un taller de costura (yo jamás había visto uno). Sentado al lado de mi hermano, solo escuchaba su plática, básicamente preguntas técnicas que no entendía ni me interesaban. Luego de unos minutos le dice la persona (uno de los dueños) que subiera con él para que viera de que se trataba el asunto. Yo me quedé sentado, como buen niño (tenía 17 años).
Bajaron de nuevo y noté que "el trato estaba hecho". Antes de salir de la pequeña oficina, le dijo el dueño a mi hermano: "NO QUIERES CHAMBA TAMBIÉN PARA TU HERMANO"... Voltearon a verme los dos y medio espantado le insinué a mi hermano con la mirada "pero yo no se hacer nada". Antes que lo dijera esa persona interrumpió dirigiéndose a mi hermano: "SERÍA TU CHALÁN"... Con un suspiro, nos despedimos de él, diciendo: "bueno, pues hasta mañana".
Desde ese día comenzó mi andar por LA INDUSTRIA DEL VESTIDO, pasando por muchas cosas; desde ayudante de todos, aprendiz de todo, cortador, jefe de corte, "composturero", jefe de composturas, sastre composturero y "sastre industrial".
Es un oficio muy noble, aprendí muchas cosas en las que a veces, se hace uno indispensable, cuando se desempeña con cariño... El cariño que le tengo a mi oficio.
Ahora, a mis 50 años, los patrones ponen "peros" por la edad... Y aquí estoy... Escribiéndoles esta notita...
Uno de esos días fuimos a la primera dirección que encontró en el periódico. Era en el centro de la capital. Era un edificio viejísimo (como muchos por allá), subimos sendas escaleras. El local estaba abierto y lo primero a la vista era una de esas planchas de tintorería.
Fueron a avisarle a la persona indicada. Por lo regular yo siempre me quedaba afuera, esperando; pero esa vez nos hicieron pasar a los dos.
Se trataba de un taller de costura (yo jamás había visto uno). Sentado al lado de mi hermano, solo escuchaba su plática, básicamente preguntas técnicas que no entendía ni me interesaban. Luego de unos minutos le dice la persona (uno de los dueños) que subiera con él para que viera de que se trataba el asunto. Yo me quedé sentado, como buen niño (tenía 17 años).
Bajaron de nuevo y noté que "el trato estaba hecho". Antes de salir de la pequeña oficina, le dijo el dueño a mi hermano: "NO QUIERES CHAMBA TAMBIÉN PARA TU HERMANO"... Voltearon a verme los dos y medio espantado le insinué a mi hermano con la mirada "pero yo no se hacer nada". Antes que lo dijera esa persona interrumpió dirigiéndose a mi hermano: "SERÍA TU CHALÁN"... Con un suspiro, nos despedimos de él, diciendo: "bueno, pues hasta mañana".
Desde ese día comenzó mi andar por LA INDUSTRIA DEL VESTIDO, pasando por muchas cosas; desde ayudante de todos, aprendiz de todo, cortador, jefe de corte, "composturero", jefe de composturas, sastre composturero y "sastre industrial".
Es un oficio muy noble, aprendí muchas cosas en las que a veces, se hace uno indispensable, cuando se desempeña con cariño... El cariño que le tengo a mi oficio.
Ahora, a mis 50 años, los patrones ponen "peros" por la edad... Y aquí estoy... Escribiéndoles esta notita...