Éste fue el lema del Retiro de Mujeres en el Rancho Betania, al que acabamos de asistir este pasado fin de semana. La base fue el texto bíblico Filipenses 3:20, y la enseñanza fue impartida por nuestra Hna. en Cristo, Esther Mendivil de Luna, que vino desde Guatemala para compartir su tiempo con nosotros. ¡Que el Señor la bendiga grandemente!
El contexto de este texto, Filipenses 3:20, se dio en la iglesia de Filipos, una ciudad griega, donde los habitantes eran ciudadanos romanos; esto los hacía merecedores de privilegios que no tenían el resto de los habitantes de las provincias ocupadas por el Imperio Romano. Ellos se sentían muy orgullosos de ser ciudadanos romanos, se consideraban por encima de las demás personas, y es por eso que Pablo se sintió impulsado a recordarle a la iglesia de Filipos: “Hey, está bien que sean ciudadanos romanos, eso es bueno. Pero la ciudadanía más importante la tienes en el Reino de los Cielos.”
Mucha gente, cristianos incluso, pensamos que el Reino de los Cielos es un Reino que se establecerá en el futuro, cuando la Segunda Venida de Cristo. La realidad es que Jesús nunca predicó el Reino de los Cielos en tiempo futuro; Él lo mencionaba en tiempo presente:
Para ser dignas Embajadoras del Reino de los Cielos, necesitamos tomar en consideración tres compromisos:
Estas cualidades no son como los dones, que podemos tener unos u otros; estas bienaventuranzas tienen grandes promesas cada una, y todos los hijos de Dios las debemos de tener en su totalidad; no unas sí y otras no, sino todas, las ocho. Cuando tenemos estas ocho cualidades, entonces sí que podemos ser la sal de la tierra y la luz del mundo.
A nosotros nos pasa lo mismo. Nos maravillamos cuando el Señor nos permite presenciar un milagro porque somos cortos de memoria; la dureza del corazón endurece también nuestro entendimiento. Jesús quería que los discípulos confiaran en Él, que esperaran los milagros.
La dureza de corazón nos mantiene alejados de la fe en Dios.
Más adelante, una vez más se presentó la misma situación: miles de gentes siguiendo a Jesús, llegó la hora de la comida, y Él vuelve a indicarles a los discípulos que hay que alimentar a todas esas personas porque sintió compasión por ellas. Y de nuevo los discípulos volvieron a dudar:
Pero esto aún continuó más adelante. Después de alimentar a los cuatro mil, se embarcaron rumbo a la otra ribera, y como a los discípulos se les olvidó llevar comida, se pusieron a discutir acerca de eso. Entonces, cuando Jesús les dice: “guárdense de la levadura de los fariseos”, pensaron que les estaba llamando la atención porque no habían llevado pan para comer.
En primer lugar, tenían expectativas equivocadas acerca del Mesías. Ellos no podían concebir que Jesús fuera a ser muerto, azotado y escarnecido, porque tenían la idea de que había venido a defenderlos y librarlos de la opresión del Imperio Romano.
Jesús les abrió su corazón varias veces:
Otra vez Jesús abre su corazón ante lo que Él sabe que le acontecerá:
Pero no era sólo eso. También había autosuficiencia y autoconfianza.
Recordemos lo que se le dijo al rey Belsasar acerca de su padre Nabucodonosor:
Debemos ser como Cristo en cuatro actitudes fundamentales:
Me encantó la forma en que la hermana Esther enfocó el asunto de la doble ciudadanía del cristiano, y aquí intentaré retomar todos los conceptos que compartió con nosotros.Filipenses 3:20 escribió:Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
El contexto de este texto, Filipenses 3:20, se dio en la iglesia de Filipos, una ciudad griega, donde los habitantes eran ciudadanos romanos; esto los hacía merecedores de privilegios que no tenían el resto de los habitantes de las provincias ocupadas por el Imperio Romano. Ellos se sentían muy orgullosos de ser ciudadanos romanos, se consideraban por encima de las demás personas, y es por eso que Pablo se sintió impulsado a recordarle a la iglesia de Filipos: “Hey, está bien que sean ciudadanos romanos, eso es bueno. Pero la ciudadanía más importante la tienes en el Reino de los Cielos.”
Mucha gente, cristianos incluso, pensamos que el Reino de los Cielos es un Reino que se establecerá en el futuro, cuando la Segunda Venida de Cristo. La realidad es que Jesús nunca predicó el Reino de los Cielos en tiempo futuro; Él lo mencionaba en tiempo presente:
Por lo tanto, debemos entender que el Reino de los Cielos está aquí, y es ahora, no en el futuro. Nosotras las hijas de Dios somos ciudadanas de ese Reino, estamos viviendo en este mundo como embajadoras de ese Reino. Esta ciudadanía es eterna, y nunca nos será quitada.Mateo 4:17 escribió:Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Para ser dignas Embajadoras del Reino de los Cielos, necesitamos tomar en consideración tres compromisos:
- Mi compromiso con Cristo. Debo ser digna representante de Él.
- Mi compromiso con el mundo, porque la gente necesita conocer a Dios, y para eso estoy yo, para que lo conozcan a través de mí.
- Mi compromiso conmigo misma y con mi testimonio, porque la credibilidad del Evangelio requiere que yo sea una buena embajadora.
ACTITUDES FUNDAMENTALES DE UNA DIGNA EMBAJADORA DEL REINO DE CRISTO
Para poder hacerle frente a estos tres compromisos, debo aplicarme a adoptar las 8 cualidades mencionadas en las Bienaventuranzas del Sermón del Monte (las cuales se encuentran en los cuatro Evangelios, y de ahí se infiere su enorme importancia). Ahora bien, la palabra “bienaventurado” se ha traducido por lo general como “feliz”; sin embargo, esa “felicidad” no se refiere a cómo yo me siento. Lógicamente, cuando lloro por una falta que cometí, y necesito ser consolada, no me siento “feliz” precisamente. Así que cabe hacer la aclaración que “bienaventurado” se refiere más bien a cómo Dios me ve a mí, cuando practico esas 8 cualidades. Bienaventurado significa que hago feliz a Dios, que Él se agrada de mí, de lo que hago, de cómo me comporto en todos los ámbitos de mi vida. Hechas las aclaraciones, procedamos a enumerar y explicar cada una de estas cualidades, basadas en Mateo 5:1—11:- Mateo 5:3 escribió:Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
- Mateo 5:4 escribió:Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
- Mateo 5:5 escribió:Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
- Mateo 5:6 escribió: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.Mateo 7:7 escribió:Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
- Mateo 5:7 escribió:Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
- Mateo 5:8 escribió:Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
- Mateo 5:9 escribió:Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.Salmos 34:14 escribió:Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.Romanos 12:18 escribió:Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.Colosenses 1:20 escribió:- y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
- Mateo 5:10-11 escribió:Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Estas cualidades no son como los dones, que podemos tener unos u otros; estas bienaventuranzas tienen grandes promesas cada una, y todos los hijos de Dios las debemos de tener en su totalidad; no unas sí y otras no, sino todas, las ocho. Cuando tenemos estas ocho cualidades, entonces sí que podemos ser la sal de la tierra y la luz del mundo.
OBSTÁCULO PARA LLEGAR A SER CIUDADANAS Y EMBAJADORAS DEL REINO DE LOS CIELOS
Ese tremendo obstáculo se llama: corazón endurecido. Para este punto de la historia, los discípulos ya habían visto muchos milagros de Jesús. Es impresionante la memoria tan corta que tenemos, qué tan rápidamente olvidamos las maravillas de Dios. Era para que los discípulos, en cuanto vieron a Jesús sobre el agua, inmediatamente dijeran: Ah, es Jesús que viene caminando sobre el agua. ¡Pero no! Lo primero que pensaron fue ¡es un fantasma! Y todavía después de que Jesús les dice: ¡Hey, no teman, soy yo!, ellos “se asombraron en gran manera, y se maravillaban”… ¿Y por qué? Lo dice Marcos más adelante: por sus corazones endurecidos, que no les permitía entender la naturaleza de Jesús.Marcos 6:45-52 escribió:En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar; y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban. Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.
A nosotros nos pasa lo mismo. Nos maravillamos cuando el Señor nos permite presenciar un milagro porque somos cortos de memoria; la dureza del corazón endurece también nuestro entendimiento. Jesús quería que los discípulos confiaran en Él, que esperaran los milagros.
Jesús no iba haciendo milagros de forma errática y conforme se le presentaba la ocasión. Él tenía un plan preconcebido, él ya sabía lo que había de hacer; pero Él quería que los discípulos aprendieran de todo lo que veían.Juan 6:5-6 escribió:Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.
La dureza de corazón nos mantiene alejados de la fe en Dios.
Por supuesto que Jesús deseaba sanar a la hija de esa mujer; su corazón se llenaba de compasión ante las necesidades de las gentes. Sin embargo, seguramente lo que Él deseaba era probar la fe de la mujer, y darles una lección a sus discípulos; porque aunque Él le dijo a la mujer “no, porque primero es mi pueblo y mi gente”, la mujer insistió y le dijo “aunque sea de las sobras, porque sé que puedes darme lo que pido”. Su fe no flaqueó a pesar de la aparente negativa, ni su ánimo decayó; ella tenía una necesidad, y sabía que Jesús la podía ayudar, así que siguió adelante, perseveró en su petición, y obtuvo lo que había venido a buscar.Marcos 7:24-30 escribió:Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.
Más adelante, una vez más se presentó la misma situación: miles de gentes siguiendo a Jesús, llegó la hora de la comida, y Él vuelve a indicarles a los discípulos que hay que alimentar a todas esas personas porque sintió compasión por ellas. Y de nuevo los discípulos volvieron a dudar:
¡Inconcebible! Sin embargo, preguntémonos, ¿qué habríamos contestado nosotros? “¡Pero Jesús, sólo multiplica tú los panes y los peces como lo hiciste con los cinco mil”, o “Está bien, Jesús, sólo da la orden y se multiplicará la comida”.Marcos 8:4 escribió:Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
Pero esto aún continuó más adelante. Después de alimentar a los cuatro mil, se embarcaron rumbo a la otra ribera, y como a los discípulos se les olvidó llevar comida, se pusieron a discutir acerca de eso. Entonces, cuando Jesús les dice: “guárdense de la levadura de los fariseos”, pensaron que les estaba llamando la atención porque no habían llevado pan para comer.
¡Todavía tenían sus corazones endurecidos! Jesús se maravillaba de la dureza de corazón de sus discípulos.Marcos 8:17-18 escribió:Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?
¿Cuántas veces nos tiene que recordar el Señor las maravillas que ha hecho en nuestras vidas? Nos conviene imitar al rey David:Marcos 8:19-21 escribió:- Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?
¿Por qué los discípulos tenían tan endurecidos sus corazones? Porque tenían un bloqueo mental.Salmos 10:32 escribió:Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
En primer lugar, tenían expectativas equivocadas acerca del Mesías. Ellos no podían concebir que Jesús fuera a ser muerto, azotado y escarnecido, porque tenían la idea de que había venido a defenderlos y librarlos de la opresión del Imperio Romano.
Jesús les abrió su corazón varias veces:
Los discípulos tenían ambiciones egoístas:Marcos 9:30-32 escribió:Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese. Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle.
¡Mientras Él les abría su corazón, ellos estaban peleando por ver quién iba a ser el mayor de todos!Marcos 9:33-34 escribió:Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.
Y de nuevo, los discípulos pensando en sus propias ambiciones personales:Marcos 10:32-34 escribió:Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer: He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.
¡Había orgullo en el corazón de los discípulos!Marcos 10:35-37 escribió:Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
Otra vez Jesús abre su corazón ante lo que Él sabe que le acontecerá:
Y otra vez los discípulos pensando sólo en sí mismos:Lucas 22:15 escribió:Y les dijo: !!Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!
Sus expectativas y ambiciones personales eran que querían obtener beneficios a través de la relación personal con Jesús. Como cuando esperamos privilegios porque conocemos o somos familiares de “fulanito” o “menganito” que están en posiciones importantes. Esas ambiciones personales egoístas, y el orgullo de corazón, endurecían los corazones de los discípulos, y les impedían entender la verdadera misión de Jesús.Lucas 22:24 escribió:Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.
Pero no era sólo eso. También había autosuficiencia y autoconfianza.
Si estamos pensando que sólo los discípulos tenían esos problemas, nos conviene detenernos en este punto, y preguntarnos: ¿hay en mi corazón ambiciones personales egoístas, orgullo de corazón, o sentimientos de autosuficiencia y autoconfianza? ¿Será que ni cuenta me he dado, y eso está endureciendo mi corazón, no permitiendo que Dios cumpla sus propósitos en mi vida?Marcos 14:27-31 escribió:Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no. Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces. Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
Recordemos lo que se le dijo al rey Belsasar acerca de su padre Nabucodonosor:
Daniel 5:20 escribió:Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria.
DIOS QUIERE QUE YO SEA SEMEJANTE A JESUCRISTO
Sólo así puedo aspirar a cumplir con las bienaventuranzas; para eso fui salvada, para ser semejante a Cristo. Desde un principio, cuando Dios creó al hombre, lo hizo pensando en que fuera semejante a Cristo.El modelo es Jesucristo, así lo tenía pensado desde antes. Aquí los verbos están en pasado.Romanos 8:29 escribió:Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
“Somos transformados”, tiempo presente; yo no me transformo a mí misma, sino que el Espíritu Santo me transforma.2 Corintios 3:18 escribió:Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Aquí se usa el verbo en tiempo futuro: “seremos semejantes a él” cuando Él se manifieste. No podemos pretender ser buenas embajadoras si no deseamos ser semejantes a Cristo.1 Juan 3:2 escribió:Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Pablo sufría intensamente por la iglesia, por la transformación a la imagen de Cristo, deseando que los hermanos fueran imitadores de Jesús, que anhelaran esa transformación, que lucharan por ella, que perseveraran en ser cada vez más semejantes a Jesús.Gálatas 4:19 escribió:Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
Debemos ser como Cristo en cuatro actitudes fundamentales:
- SU HUMILDADFilipenses 2:5-8 escribió:Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
- SU ACTITUD DE SERVICIOMateo 20:28 escribió:como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Imagina esta escena: llegan Jesús y los discípulos al aposento alto, y no hay sirvientes ahí; sólo ellos, tal y como Jesús lo había dispuesto. Era la costumbre que el siervo de más bajo rango lavara los pies de los comensales antes de cenar; esta limpieza era necesaria como parte del ritual. Sin embargo he ahí que no hay ningún siervo presente, y seguramente los discípulos, un tanto incómodos, comienzan a tomar sus lugares, removiéndose en su asiento, mirándose de reojo unos a otros, cada uno esperando que otro se ofreciera a tomar la toalla y la palangana. Era comprensible: nadie quería realizar esa tarea tan humillante digna sólo del más bajo de los sirvientes.
De pronto, para su estupor, Jesús se ciñe la toalla, toma la palangana, y se dispone a lavar Él mismo los pies de sus discípulos. La primera reacción de Pedro fue negarse a permitir que Jesús se humillara de esa forma. Pero Jesús insiste, sabiendo que de momento Pedro no lo entendía, pero le aseguró que pronto lo entendería. Y en cuanto terminó, vino la enseñanza:Juan 13:14-15 escribió:Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. - SU AMOREfesios 5:2 escribió:Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
- SU PACIENTE RESISTENCIA1 Pedro 2:18 escribió:Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.