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    Con los principios no se negocia.

    Graciela
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    Especialidad(es): Historia

    Con los principios no se negocia. Empty Con los principios no se negocia.

    Mensaje por Graciela Lun Oct 14, 2013 9:32 pm

    Durante mi tiempo de docente frente a grupo, casi tres décadas, fui aprendiendo que, para ser coherente, para que mi palabra tuviera valor, y para tener una buena investidura moral frente a mis hijos y mis alumnos, tenía que seguir una regla: con los principios no se negocia.

    Esta regla me acarreó problemas muchas veces, tanto con padres de familia, como con mis compañeros y las autoridades escolares.

    Y es que, lamentablemente, en México es común negociar con los principios, y más aún, se considera todo un arte o una habilidad el que lo puede hacer, y consigue lo que desea a través de eso. Todavía recuerdo las frases como: “Ándale, nada te cuesta” “Nadie se va a dar cuenta, no te cuesta nada”, “¿Cuál es el problema? Es sólo un puntito extra”, “Por la amistad, hazme este favor, tú puedes hacerlo”, cuando me negaba a dar ni una décima extra de calificación de “regalo”. E incluso amenazas de parte de ciertas autoridades, en abuso de poder.

    Cuando me convertí a Cristo, mi incentivo para no negociar con mis principios fue mayor: el agradar al Rey de Reyes y Señor de Señores, pues estaba criando a cuatro hijos en el temor de Jehová, y sabía que sólo así Él me respaldaría.

    Eso fue lo que pasó en esta historia que les voy a relatar, y que la pueden encontrar en el libro de Éxodo 1:8—21.

    La historia comienza mucho antes, cuando José es vendido por sus hermanos y llevado cautivo a Egipto como esclavo. Allá, por una difamación, cae en la cárcel (precisamente por no traicionar sus principios, se negó a tener relaciones íntimas con la esposa de su amo), lo cual, lejos de ser una tragedia, se convierte en bendición, pues de ahí sale para convertirse en el segundo de Faraón, el cual le otorga el cargo de Gobernador. Habiendo ya perdonado a sus hermanos, manda traer a toda su familia a Egipto y los libra de la hambruna que había en la tierra.

    Entonces nuestra pequeña historia comienza años después, cuando llega al trono de Egipto un Faraón que no conocía a José.

    Éxodo 1:8-21 escribió:Años después, hubo un nuevo rey. Como ese rey no sabía nada de lo que José había hecho para ayudar a Egipto, le dijo a su pueblo:

    «Fíjense en los israelitas. Ya son más fuertes que nosotros,  y si no los manejamos con cuidado, van a seguir aumentando. Entonces, cuando haya guerra, se unirán a nuestros enemigos, pelearán contra nosotros, y luego se irán del país».

    Para humillar a los israelitas, los egipcios los pusieron a las órdenes de capataces, y los obligaron a construir las ciudades de Pitón y Ramsés. En esas ciudades el rey de Egipto guardaba sus provisiones. Pero mientras más maltrataban los egipcios a los israelitas, más crecían ellos en número.

    Tanto era el miedo que los egipcios sentían frente a los israelitas, que los trataban con mucha crueldad y los hacían trabajar muy duro. Hasta los pusieron a mezclar barro para hacer ladrillos, y también a trabajar en el campo.

    Había en Egipto dos mujeres que ayudaban a las madres israelitas cuando iban a tener un hijo. Una de ellas se llamaba Sifra, y la otra se llamaba Fúa. Las dos eran hebreas. El rey de Egipto las llamó y les dijo:

    —Cuando ustedes ayuden a las hebreas a tener sus hijos, fíjense si nace un niño o una niña. Si les nace una niña, déjenla vivir; si les nace un niño, ¡mátenlo!

    Pero Sifra y Fúa respetaban a Dios, así que no obedecieron las órdenes del rey. Entonces el rey las mandó a llamar y les preguntó:

    —¿Qué les pasa? ¿Por qué están dejando con vida a los niños?

    Las dos mujeres le respondieron:

    —Es que las mujeres israelitas no son como las egipcias. Al contrario, son tan fuertes y saludables que tienen sus hijos ellas solas, sin nuestra ayuda.

    Como Sifra y Fúa honraron a Dios, él las trató bien y les permitió tener muchos hijos.
    Con los principios no se negocia. Exodo-10
    Como se puede ver, Faraón trataba de cansar y agotar a los israelitas para que no se multiplicaran; quería impedir que tuvieran relaciones sexuales con sus mujeres para que éstas no se embarazaran. Pero todo fue inútil: entre más los agobiaba, dice la Escritura, ellos más se multiplicaban. Seguramente que la intimidad con sus mujeres era el momento de mayor relax para poder enfrentar las labores del día siguiente.

    Así que al ver que sus intentos eran fallidos, el Faraón llama a Sifra y a Fúa, las parteras de las hebreas, que  temían a Jehová (v. 17) y les ordena matar a los varones recién nacidos, pero ellas no le obedecen.

    No negociaron los principios del pueblo de Israel, y evitaron hacer alianza para atacar al pueblo de Dios.

    Cuando Faraón se dio cuenta que el pueblo de Israel seguía multiplicándose grandemente, mandó llamar a las parteras para pedirles cuentas; pero ya Dios les había dado una salida, pues las mujeres hebreas eran más fuertes que las egipcias, y daban a luz antes de que llegaran las parteras.

    Hasta aquí se puede ver la fidelidad de Dios hacia los que le obedecen: el pueblo de Dios era oprimido, pero entre más lo oprimían, se fortalecían más en el Señor, y Él renovaba sus fuerzas, así como
    Isaías 40:31 escribió:pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
    Faraón los trataba como basura, pero en el fondo sabía que eran fuertes (v. 9). Igual el enemigo nos quiere tratar como basura: “No vales nada” “No eres capaz de hacer esto” “No mereces nada”… pero porque sabe que cuando el Señor nos fortalece, somos más fuertes que él.

    La fidelidad de Dios también alcanzó a las parteras, pues el versículo 21 dice: "Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias”.

    Que el temor no te paralice cuando venga una situación difícil, y mucho menos negocies con los principios de Dios. Las recompensas por obedecer son numerosas, y alcanzan a tu familia por varias generaciones.

    Espero en Cristo que haya sido de bendición Abrazo 

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