Plantando la Eternidad

Entrando por la Puerta Estrecha

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    Mi fe renovada, enriquecida y amplificada

    Graciela
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    Especialidad(es): Historia

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    Mensaje por Graciela Mar Ago 15, 2017 12:02 am

    Cuando puse el mensaje del índice, pensé mucho en lo que escribiría ahí; pero el verdadero reto fue cuando puse "si quieres conocer la fe de la administradora, entra AQUÍ", porque no había un AQUÍ (de hecho en el momento que estoy escribiendo este post, no hay link en esa palabra).

    Me es un poco complicado poder expresar lo que han sido estos últimos meses en mi vida; han sido meses de mucha soledad, pero también de mucha revelación y de mucha certidumbre. Mi Padre es bueno, y estoy muy agradecida por estarme mostrando todo lo que he estado descubriendo.

    He aquí mi nuevo testimonio:

    Cuando el Señor me rescató hace veintitrés años, fue literalmente pasar de muerte a vida. Inmediatamente surgieron muchas preguntas que se fueron contestando leyendo la Biblia, pero mayormente consultando con los pastores y maestros.

    Una de las primeras preguntas fue: ¿Por qué hay tantas denominaciones? ¿Cómo saber que es la iglesia correcta? Mi duda nunca fue totalmente despejada.

    Otra pregunta fue: ¿Por qué en la Biblia nunca se cambió el reposo (que aquí equivale a sábado, dice la Biblia Reina Valera 1960), y aún así nosotros nos congregábamos en domingo? Yo leía y leía que Jesús y los apóstoles continuaron reuniéndose y guardando el sábado. Incluso, me enseñaron que Jesús había violado el día de reposo.

    También llegó el momento en que me enfrenté a lo que todo cristiano se enfrenta: al asunto de la homosexualidad. ¿Por qué la condenan los cristianos, si Jesucristo nunca habló en contra de la homosexualidad? Me preguntaron varias veces. Y es verdad, en los Evangelios no hay un solo dicho de Jesús condenando la homosexualidad, todo está en el Antiguo Testamento, y uno que otro versículo de Pablo.

    Lo más reciente fue enfrentarme a una realidad que dolió al principio: la Navidad es una fiesta sincrética, es decir, una fiesta pagana "cristianizada". Esto yo lo sabía desde hacía mucho, porque como profesora de Historia, comencé a investigar ese proceso que se dio en los primeros siglos de la Iglesia Cristiana; me adentré en los orígenes de la Iglesia Católica, la Reforma, y las posteriores cientos de denominaciones cristianas protestantes, y sabía que la Navidad había sido realmente un invento de la Iglesia de Roma, porque Jesús no pudo nacer en diciembre.

    A pesar de todo esto, yo estaba enamorada de la Navidad, por diversas razones ¡me encantaba, me parecía una temporada mágica! Todas aquellas luces y adornos ¡eran un festín para mis ojos! Pero de pronto me asaltó una pregunta: ¿Amo más la Navidad que obedecer al Padre Eterno?

    A partir de ese momento todo se fue dando como fichas de dominó; después de convencerme de que la Navidad no sólo no era una fiesta cristiana, sino que era una abominación al Todopoderoso (me decidí a dejar de celebrarla), me di a la tarea de investigar la cuestión del sábado.
    Lo que fui descubriendo me pasmó:

    • La Iglesia Católica cambió el culto del sábado al domingo en un afán de eliminar todo lo "judío" del culto cristiano.
    • La Iglesia Católica reconoce que no hay base bíblica para el cambio del sábado al domingo, y que fue el mismo Jesucristo quien le dio la autoridad para eliminar el cuarto mandamiento.
    • Fue el Emperador Constantino quien oficializó e impuso ese cambio legalmente.
    • La Iglesia Protestante continuó con ese cambio apoyándose en dos versículos que fueron mal traducidos.
    • Tanto la Iglesia Católica como la Iglesia Protestante afirman que cualquier día es bueno para Dios.

    Aún me congregaba yo en la Iglesia Metodista Libre cuando el Espíritu Santo me reveló esta verdad oculta por cientos de años detrás de la incorrecta hermenéutica  de los padres de la iglesia de los primeros siglos, y de las malas traducciones de la Biblia.
    A las pocas semanas abandoné la congregación por dos motivos:

    1. En esa iglesia no me estaban enseñando ni ayudando a despejar todas mis interrogantes, no me guiaban al Mesías correcto.
    2. No podía disimular ni ocultar lo que el Eterno me estaba hablando constantemente, y eso provocó fricciones con los pastores.

    Aquí mismo, en este foro, algunos de mis hermanos se han retirado por considerar que estoy apostatando, o judaizando.

    A partir de ese momento me enfrenté al hecho de que estaba sola en mi ciudad, aprendiendo sola, investigando sola, esforzándome en obedecer al Señor, muy consciente de que su Ley aún seguía vigente, que nunca fue abolida, que solamente fueron cambiados ciertos aspectos, como las leyes del sacerdocio, y que ahora se debía cumplir poniendo al amor en primer lugar.

    Entonces ¿en qué creo?

    • En el Elohim Todopoderoso, Creador del Cielo, la Tierra y todo lo que existe.
    • Él envió a su Hijo el Mesías a cumplir en mi lugar la condena que me correspondía como pecadora.
    • Creo que Yeshúa es el nombre verdadero del Mesías, y no Jesús, por la siguiente razón: cuando a Miriam se le anunció que tendría un Hijo, se le indicó que le pusiera (...) porque Él salvaría a su pueblo de sus pecados. Entonces, en hebreo, la palabra para salvación es Yeshúa (está comprobado). Además, existe una sinagoga muy antigua, de los primeros siglos de la Era Cristiana, con una inscripción refiriéndose a Yeshúa el Mesías; seguramente eran judíos que habían creído en Él. La palabra Jesús no significa nada; y sabemos que para el Eterno los nombres son muy importantes.
    • Respecto al nombre del Eterno, nunca le he llamado Jehová, pero tampoco quiero llamarlo Dios. Prefiero llamarlo Todopoderoso, el Altísimo, el Eterno, mi Padre, el Elohím Todopoderoso, el Creador, el Señor...
    • El Mesías no vino a abolir ninguna Ley (Él mismo lo aclaró enfáticamente), sino a trasmitir el mismo mensaje de los profetas:  A exhortarnos a volvernos al Eterno, a su Ley, a la obediencia a sus mandamientos.
    • Con su Sangre vino a ratificar el Nuevo Pacto profetizado en Jeremías 31 y en Ezequiel 11, el cual consiste en:

      • Darme un corazón nuevo, de carne, en vez del corazón de piedra.
      • Escribir la Ley del Eterno en mi corazón.
      • Bendiciones del Eterno cuando soy obediente.
      • El Espíritu Santo como consolador, ayudador e intercesor para que yo pueda obedecer la Ley.
      • Ya no peco; y si peco, mi abogado es el  Hijo, quien ya me hizo morir junto con Él y me hizo nacer de nuevo.
      • El Mesías destruyó el acta de decretos en mi contra, que me condenaba a muerte por haber violado la Ley del Eterno.
      • Mi parte en el Nuevo Pacto es obedecer los mandamientos del Señor con gozo y agradecimiento, con gusto, con verdaderos deseos de cumplirlos, por amor a Él.
      • He sido injertada en el olivo original, y ahora soy conciudadana de los santos en el reino del Elohim Todopoderoso, bajo sus Instrucciones (Toráh). Soy parte de Israel, Su pueblo.
      • No hay ya judío ni gentil, ni griego ni romano... Todos estamos en problemas ante el Eterno si no estamos guardando su Palabra, y no hemos recibido al Mesías en nuestro corazón. Porque la fe sin obras es muerta, y las obras sin fe son trapos de inmundicia.
      • La salvación es el primer paso; el siguiente es la santificación, el perfeccionamiento que me permitirá calificar para ser la Novia del Mesías.
      • Él vendrá por segunda vez por su Novia, a juzgar a vivos y muertos, y a destruir la maldad.



    ¿Tengo dudas? ¡Oh, claro que sí! Pero ninguna que me impida continuar aprendiendo y obedeciendo a mi Padre. Éstas son mis dudas, mis interrogantes y lo que aún no termino de discernir:

    • El futuro: ¿habrá gran tribulación o no? ¿Será un solo evento junto con la Segunda Venida, o serán dos eventos diferentes? ¿Habrá Reino Milenial? ¿Templo? ¿Sacrificios?
    • Si alguien que ya sabe que Yeshúa es el nombre verdadero, y aún así insiste en llamar Jesús al Mesías ¿le cuenta como desobediencia?
    • Tampoco sé qué tanto problema hay para el Señor por la forma en que le llamemos.
    • Hay muchos cristianos sinceros y muy devotos... Sinceramente equivocados y muy devotos también a las tradiciones de hombres y las costumbres de la iglesia. En estos casos ¿cuál será su futuro?

    Pues creo que son todas. Algunas personas me han preguntado acerca de las leyes sobre apedrear, matar, cortar la mano, etc., que vienen en la Ley que Moisés les trasmitió al pueblo. Creo que eso lo dejó muy claro el Mesías cuando dijo que Él vino a darnos una Ley superior. Nótese que dijo una ley "superior", no una ley "en vez de las otras". Es decir, esta Ley del Amor es la que debe aplicarse en todas las demás leyes del Antiguo Testamento. Él puso el ejemplo con lo del divorcio, que la única causal legítima es cuando hay adulterio; pero aún así, si aplicamos la Ley del Amor, el cónyuge ofendido puede perdonar y puede decidir no separarse.

    Me pongo a pensar qué pasará en el futuro, cuando esté frente al Creador, el Gran Juez, y me diga: "Graciela, no tenías que haber guardado el shabbat, y las leyes dietéticas, y esforzarte en celebrar mis fiestas solemnes... Pero ya que lo hiciste está bien, no hay problema". Prefiero eso, a que me diga "¡Debiste hacerme caso y obedecer mis mandamientos! ¡Fuera de aquí!"

    Una frase que escuché en uno de los estudios que hice fue ésta: Puedes decir "esto no significa nada para mí", pero lo que verdaderamente nos debe importar es qué significa eso para el Señor.

    Algo que aún sigue desconcertándome es esto:

    Le he hablado de esto a muchísimas personas, algunos amigos y principalmente a mis familiares; sus reacciones han sido:
    • No quieren escucharme
    • Me escuchan y se enojan conmigo, y se alejan.
    • Me escuchan y me ignoran.
    • Se esfuerzan porque no salga el tema en nuestras conversaciones.

    Es más que evidente que todos ellos están en alguno de estos puntos:
    • No lo creen.
    • Lo ponen en duda, pero no quieren investigar.
    • Creen que mucho es verdad, pero no quieren tomar decisiones al respecto.

    Sea cual sea la persona, sea cual sea su situación, hay un común denominador en todos ellos:

    Ninguno se ha tomado la molestia de demostrarme que estoy equivocada. Son personas que me aman, y algunas de ellas han preferido mejor sentir que "les juzgo y les condeno"... Es decir, pareciera que en realidad no les intereso en lo más mínimo; porque alguien está equivocado: o ellos o yo. Yo creo que yo no estoy equivocada, y me esfuerzo por intentar mostrarles las verdades que yo he descubierto, mínimo para que lo comentemos y comencemos un debate para descubrir si realmente es verdad o no. Si ellos piensan que estoy equivocada ¿por qué no les interesa sacarme del error?

    Una cosa es cierta, nos guste o no: no todos entraremos por la puerta estrecha, lo dijo el mismo Mesías; muchos le habremos dicho "Señor, Señor..." porque hicimos muchas cosas en Su Nombre. Pero Él nos dirá en aquel día "Quítense, ustedes que estuvieron sin mi Ley".

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