La mayor parte de las veces me da una flojera sólo pensar en arreglarme para salir a cualquier parte; pero ya sé que, cuando cedo a esa flojera y decido no ir, después me arrepiento porque sé lo fenomenal que es convivir con los hermanos en Cristo, mayormente cuando es una Confraternidad de Mujeres... ¡Es tan hermoso cerrar los ojos durante la alabanza y escuchar todas aquellas voces femeninas elevarse al unísono cantándole al Señor! Puedo imaginarme el corazón enternecido de nuestro Padre, y me atrevo a creer que se conmueve hasta las lágrimas...
Y es que la vida no es fácil para las mujeres, incluso para las que estamos en Cristo, por diferentes motivos. Uno puede ser que estemos solas, como yo, divorciadas, viudas, dejadas, o simplemente solteras. Otra, que tengan un marido no cristiano. Incluso puede ser que aún teniendo un esposo cristiano, éste no esté comprometido con el Señor, y le presente obstáculos para su propio crecimiento espiritual.
De una manera o de otra, creo que para la mujer latina es difícil la vida desde que uno es una niña; por eso es más conmovedor escuchar a todo ese grupo de mujeres tomarse un pequeño tiempo, ponerse guapas y asistir a estas reuniones donde se pasa un precioso tiempo de relajación y edificación.
En esta ocasión las hermanas de la Iglesia Novena echaron la casa por la ventana. Primeramente nos recibieron en un ambiente "hawaiiano", colocándonos unos "leis" de papel, y dándonos unos "hielitos" porque estamos en verano y aquí el calor es bastante fuerte.
En el centro de la mesa estaba una piña decorada con jamones, cerezas y quesos, ensartados en palillos. Al quitarle la parte superior, le prendieron fuego y ahí asamos el jamón y lo demás, en una especie de botana muy exótica.
Luego nos dieron de comer como si fuéramos "pelones de hospicio" :lengua: : primero un riquísimo ceviche de soya, acompañado de totopos; después un vasito con fruta (sandía, zanahoria, mango); luego otro vasito con arroz con leche. En eso una hermana pasó ofreciéndonos sopa fría (¡ya no podíamos más, y la tuvimos que rechazar!). Pero cuando nos ofrecieron bollitos, no pudimos resistirnos Y todo bien rociado con una exquisita agua de piña natural.
También hubo juegos, regalos, y al final, hicimos una pequeña manualidad. Armamos un precioso adorno para el refrigerador, que nos habían dado en una bolsita de plástico al momento de llegar.
Para esto, desde días antes nos pidieron que lleváramos nuestra pistolita de silicón; y así quedó después de pegarlo.
Fuimos de las últimas en irnos, no antes de tomarnos la foto del recuerdo:
Ahora tendremos que esmerarnos nosotras para cuando nos toque ser las anfitrionas de estos memorables eventos; y que el Señor me permita ser obediente a la invitación, y no perderme ninguna. ¡Nos vemos en la siguiente Confraternidad, en septiembre próximo, con todo el favor de Dios!
Y es que la vida no es fácil para las mujeres, incluso para las que estamos en Cristo, por diferentes motivos. Uno puede ser que estemos solas, como yo, divorciadas, viudas, dejadas, o simplemente solteras. Otra, que tengan un marido no cristiano. Incluso puede ser que aún teniendo un esposo cristiano, éste no esté comprometido con el Señor, y le presente obstáculos para su propio crecimiento espiritual.
De una manera o de otra, creo que para la mujer latina es difícil la vida desde que uno es una niña; por eso es más conmovedor escuchar a todo ese grupo de mujeres tomarse un pequeño tiempo, ponerse guapas y asistir a estas reuniones donde se pasa un precioso tiempo de relajación y edificación.
En esta ocasión las hermanas de la Iglesia Novena echaron la casa por la ventana. Primeramente nos recibieron en un ambiente "hawaiiano", colocándonos unos "leis" de papel, y dándonos unos "hielitos" porque estamos en verano y aquí el calor es bastante fuerte.
En el centro de la mesa estaba una piña decorada con jamones, cerezas y quesos, ensartados en palillos. Al quitarle la parte superior, le prendieron fuego y ahí asamos el jamón y lo demás, en una especie de botana muy exótica.
Luego nos dieron de comer como si fuéramos "pelones de hospicio" :lengua: : primero un riquísimo ceviche de soya, acompañado de totopos; después un vasito con fruta (sandía, zanahoria, mango); luego otro vasito con arroz con leche. En eso una hermana pasó ofreciéndonos sopa fría (¡ya no podíamos más, y la tuvimos que rechazar!). Pero cuando nos ofrecieron bollitos, no pudimos resistirnos Y todo bien rociado con una exquisita agua de piña natural.
También hubo juegos, regalos, y al final, hicimos una pequeña manualidad. Armamos un precioso adorno para el refrigerador, que nos habían dado en una bolsita de plástico al momento de llegar.
Para esto, desde días antes nos pidieron que lleváramos nuestra pistolita de silicón; y así quedó después de pegarlo.
Fuimos de las últimas en irnos, no antes de tomarnos la foto del recuerdo:
Ahora tendremos que esmerarnos nosotras para cuando nos toque ser las anfitrionas de estos memorables eventos; y que el Señor me permita ser obediente a la invitación, y no perderme ninguna. ¡Nos vemos en la siguiente Confraternidad, en septiembre próximo, con todo el favor de Dios!