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    ¡Estoy apasionadamente enamorada!

    Graciela
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    Mensaje por Graciela Mar Feb 24, 2015 8:17 pm

    Se dice que los amores más apasionados son los de la adolescencia, porque los adolescentes tienden a ser así, muy apasionados.

    No me estoy refiriendo sólo a un apasionamiento romántico. Cuando uno está joven se tienen mayores tendencias a apasionarnos por algo: ideología, líder, causa, propósito, grupo, idea, proyecto, etc. Sólo recordemos a aquellos hippies de los 60's, que a falta de algo mejor, se desbordaron apasionadamente sobre el amor libre, las drogas y la rebeldía a todo lo establecido y tradicionalista:
    ¡Estoy apasionadamente enamorada! Hippie10
    a los cuales, si los ves ahora, la mayoría se han convertido en ancianos muy formales, muy establecidos en el estereotipo tradicional que tanto rechazaban, rodeados de su familia, todos bien tranquilitos y apaciguados :D
    ¡Estoy apasionadamente enamorada! Import10
    Y he ahí uno de los riesgos de convertirse en adulto: ¡La mayor parte de las veces se pierde la pasión! Y hablo en todos los aspectos: se abandonan los ideales y los sueños de la juventud por considerarlos irrealizables, tontos, infantiles e inmaduros. Los adultos nos metemos tanto en nuestro rol de proveedores, que prácticamente ya no nos damos tiempo ni para soñar, ni para tratar de cristalizar sueños.

    La pérdida de apasionamiento más dramática y potencialmente destructiva, es la pasión hacia la relación matrimonial y la pareja. La rutina de la vida diaria y sus afanes nos envuelven, nos atrapan, nos esclavizan y nos ciegan, y nos llegamos a creer aquello de que con los años es natural que el matrimonio se convierta en costumbre. Dejamos de esforzarnos porque se nos hace más cómodo creerlo que no creerlo.

    Pero ¿qué es la pasión?

    Según el diccionario, la PASIÓN es un sentimiento vehemente capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos y la ira intensos. ¿Capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón? ¿Te sorprende? Nomás acuérdate de cuando has estado enamorad@, cómo hace uno hasta lo que no debe, con tal de estar con la persona objeto de nuestra pasión. ¿Y qué tal los jóvenes fanáticos del Islam, que son capaces de envolverse en explosivos para morir por sus creencias? ¿O los hinchas que hacen hasta lo imposible para conseguir ir a presenciar algún Mundial de fútbol? Simplemente lo que hacen algunas personas cuando se apasionan tanto por una telenovela, que desde donde anden, le buscan hasta encontrar la forma de no perderse ni un capítulo.

    Definitivamente la pasión, ese sentimiento tan fuerte y tan potente, puede ser positivo o negativo, dependiendo del objeto a donde lo dirigimos.

    Hace dos mil años un hombre demostró una pasión tal, que dio su vida por el objeto de su apasionamiento.

    Mucho se ha hablado acerca de "La Pasión de Cristo", y la definición convencional la podemos encontrar en Wikipedia:
    Wikipedia escribió:Pasión de Cristo o de Jesús es la denominación convencional utilizada para englobar los episodios evangélicos que narran los sucesos protagonizados por Jesucristo entre la última cena y su crucifixión y muerte (el ciclo narrativo puede detenerse ahí -comprendiendo aproximadamente una noche y el día siguiente- o continuarse con su entierro y resurrección, al tercer día
    Nótese que, de acuerdo a esta definición, dicha Pasión comenzó a manifestarse en la Última Cena, y culminó con la crucifixión, pasando por la Vía Dolorosa, para referirse a ese evento cuando Jesús recorre las calles con la cruz a cuestas, rumbo al Monte Calvario donde sería crucificado.

    Sin embargo, no hay duda que esa Pasión comenzó muchísimo tiempo antes, desde que Dios creó al hombre, con un amor indescriptible y eterno. Al ver las tendencias autodestructivas de esa humanidad a la que Él amó apasionadamente desde siempre, decidió hacer algo al respecto, y concibió un plan de rescate, del cual los profetas estuvieron hablando y pregonando, entre ellos:
    Isaías 53:3-10 escribió:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

    4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

    5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

    6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

    7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

    8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

    9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

    10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
    Si has leído cuidadosamente esta profecía, te darás una idea de los sufrimientos que se anuncian aquí que padecería el Mesías... ¿Por quién...? ¡Por nosotros! ¡Por el objeto de la Pasión del Dios Todopoderoso!

    Así que en realidad, la Pasión de Cristo comenzó a hacerse palpable desde muchísimo tiempo antes de que Jesús viniera al mundo. Y ciertamente que no comenzó en la Última Cena. Desde que Jesús nació y creció, y comenzó a tener conciencia de quién era, sólo esa Pasión, ese sentimiento vehemente y avasallador, pudo hacerlo seguir con el Plan, aún a sabiendas de lo que le esperaba.

    ¿Alguna vez has sentido un hambre tan intensa que sin darte cuenta te has comido hasta lo que normalmente no comerías y hasta vomitarías?

    Es lógico pensar que Dios no deseaba sufrir las torturas a las que fue sometido Jesús al final de su vida terrenal. Pero la única vez que mostró un ligerísimo síntoma de flaqueza
    Lucas 22:42 escribió:diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
    inmediatamente la echó a un lado, y obedientemente decidió continuar con el Plan para salvarme a mí... y a ti. ¿Puedes imaginar tal pasión? Por algo Jesús en
    Juan 3:16 escribió:Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
    ¡De TAL manera...! ¡Hasta ese grado! Esto denota un sentimiento tan vehemente que dominó la voluntad de Jesús, se impuso a su razón humana, y lo hizo lanzarse a cumplir con el Plan concebido tanto tiempo antes. Igual que un hambriento se lanzaría a devorar un plato de comida.

    ¿Qué significa tener "hambre y sed de justicia"?

    Mateo 5:6 escribió:Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
    Esta expresión significa desear apasionadamente vivir agradando a  Dios.

    Porque hubo un político llamado Luis Donaldo Colosio Murrieta, el cual se hizo famoso expresando esa frase:
    ¡Estoy apasionadamente enamorada! Frabz-10
    Pero bueno... la justicia a la que él se refería era la justicia humana por supuesto: el ojo por ojo y diente por diente, y el que me la hace me la paga, etc. Pero este punto es para otro tema guiño

    El asunto es que cuando dejamos de tener hambre y sed de la justicia de  Dios, no se acaban el hambre y la sed; simplemente se enfocan en otras cosas. Es como cuando nos malpasamos, se nos pasa la hora de la comida, y en nuestro afán de saciar el hambre voraz que nos consume las entrañas, comemos lo que sea, aunque no sea nutritivo. De la misma forma, nuestra hambre y sed espirituales no dejan de existir, pero se desvían a tratar de saciarse con el trabajo, bebidas alcohólicas, fiestas, juegos, telenovelas, chismorreo, drogas, etc. Nada de eso nos nutre espiritualmente.

    ¿Cómo saber que mi hambre y mi sed de justicia se están saciando en la justicia de Dios?

    • En nuestra relación personal con Dios. ¿Hablamos con Él a menudo en oración? ¿Lo tomamos en cuenta en la toma de decisiones? ¿Somos conscientes de Su cuidado y Su amor en cada momento de nuestra vida? ¿Hablamos de Él constantemente en todas las oportunidades? ¿Lo recomendamos como la única solución a los problemas y las circunstancias de la vida?
    • En nuestra relación personal con otros, incluyendo la manera en que vemos al perdido. A veces esto es un indicador muy discutible, pues es muy frecuente ver hijos de Dios juzgando y criticando a las personas que consideramos están cometiendo errores o pecados, sin acordarnos que, en primer lugar, a nosotros no nos corresponde juzgar
      Mateo 7:1 escribió:No juzguéis, para que no seáis juzgados.
      En segundo lugar, debemos recordar que Dios ama a todos, sin excepción:
      Romanos 2:11 escribió:porque no hay acepción de personas para con Dios.
      Y en tercer lugar, recordar que nuestra obligación es como
      Lucas 10:27 escribió:Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
    • En nuestras elecciones y prioridades. ¿Preferimos ir a la iglesia el domingo que quedarnos a ver el partido de fútbol? ¿Hacemos el esfuerzo por ir a la reunión de oración, aunque eso implique acostarnos una hora más tarde terminando de lavar la ropa? ¿Acudo a evangelizar, cerrando más temprano nuestro negocio y confiando en que el Señor proveerá? ¿Doy puntualmente la parte que le pertenece a Dios, comúnmente llamada "diezmo"?

    Pero ¿cómo yo, una simple mortal, puedo amar tan apasionadamente a Dios?

    2 Pedro 1:3,4 escribió:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,

    4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
    ¡Él quiere que nosotros participemos de su naturaleza divina! Pero veamos aquí esa palabrita, "piedad". ¿Qué quiere decir? → Virtud que inspira, por el amor a Dios, devoción a las cosas santas, y por el amor al prójimo, actos de abnegación y compasión. ¿Y qué significa "abnegación"? → Sacrificio o renuncia de los deseos e intereses propios en beneficio de los demás.

    ¡Ser participantes de la naturaleza divina significa que reflejamos a Dios (su amor apasionado) en lo que hacemos, decimos y pensamos! ¡Es posible, porque Él desea que así sea! ¿Y cómo se logra esto? ¡Actuando! ¡Accionando! ¡Haciendo cosas por los demás!

    Oh, yo sé que eso es extremadamente difícil a veces... ¡Hay tantas cosas por hacer, que no sabemos ni por dónde empezar! Y terminamos no haciendo nada. Me encanta una alabanza de Juan Carlos Alvarado, que dice en una parte "Al seguir tu Ley siento tu presencia" No puedo resistir la tentación de compartirla aquí contigo,  ¡Me lleva a la misma presencia del Señor!
    ¡Él no espera que tú tengas ganas! Él sólo espera que comiences, que acciones en obediencia, y en ese momento ¡qué crees! ¡Él comienza a actuar en ti! Pruébalo y verás, ¡te vas a sorprender!

    ¿Podemos ver a Dios!

    No con tus ojos físicos, a menos que a Él le plazca mostrarse a ti, y en ese momento seguro dirías como los hombres que lo vieron: "¡He visto a Dios y seguro ahora moriré!" porque ¿quién puede resistir su gloriosa presencia?

    Sin embargo, sí que lo puedes sentir (y ciertamente algún día lo verás), pues su Palabra así nos lo asegura cuando
    Mateo 5:8 escribió:Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
    ¿Qué significa "limpio de corazón"? Que nuestra atención esté puesta en conocer a Dios y seguir sus planes, sin contaminarnos con ningún afán, ni ansiedad, angustia, temor o preocupación. Que no seamos "cristianos de la secreta", que haya congruencia entre lo que predicamos, con lo que hacemos y pensamos, para que no nos diga como
    Mateo 23:27-28 escribió:!!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.
    Recordemos que Aquel que nos creó, nos conoce muy bien por dentro y por fuera.
    1 Samuel 16:7 escribió:Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
    Dios conoce hasta nuestras intenciones. Cuando hacemos las cosas para agradarlo a Él, con intención de obedecerle y de que Su nombre sea glorificado, entonces es cuando somos "limpios de corazón".

    A veces las personas asocian esa "limpieza de corazón" con pureza sexual; esto se debe tal vez a que, como lo hace mucha gente, también algunos cristianos "clasificamos" los pecados en grandes y pequeños. Los grandes son fornicación, adulterio, homicidio, perversiones, etc. Y los pequeños son chismes, habladurías, mentiras "blancas", desperdiciar el tiempo, enojos, iras, etc. Pero ¿hay pecados grandes y pequeños para Dios? Veamos lo que
    Gálatas 5:19-21 escribió:Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
    Evidentemente para Dios pecado es pecado. Fíjate cómo aquí están revueltos los pecados que nosotros consideramos "grandes", con los que hemos clasificado como "pequeños". Pero para Dios tan malo es un fornicario, como una persona que habla mal de otra.

    Si queremos que Dios nos vea "limpios de corazón", debemos estar continuamente clamando como clamaba David en
    Salmos 139:23-24 escribió:Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.

    Aplicación

    En síntesis:

    • ¿Qué desea Dios? Que tengamos pasión por conocerlo y seguir su plan para nuestra vida y la de nuestra familia.
    • ¿Por qué? Porque si no tenemos hambre y sed de justicia, eso nos aleja de Él.
    • ¿Cómo podemos hacerlo? Desarrollamos pasión por Dios rechazando el pecado y comprometiéndonos a la pureza, interna y externa.

    ¿Cómo puedo desarrollar la "pasión espiritual"?

    • Leyendo la Biblia
      Hechos 17:11 escribió: Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
    • Orando sin cesar
      1 Tesalonicenses 5:17 escribió:Orad sin cesar.
    • Dando
      Mateo 6:2-4 escribió:Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
    • Ayunando
      Mateo 6:17-18 escribió:Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
    • Pidiendo
      Mateo 7:7 escribió:Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

    ¿Pero realmente podemos demostrar nuestra pasión por Dios? La verdad es que tenemos tres grandes enemigos que nos obstaculizan: el mundo, el diablo, y nosotros mismos. A veces somos más capaces de reconocer los ataques del mundo y del diablo, pero minimizamos el poder que la carne tiene sobre nosotros. Y nos guiamos por lo que "sentimos", más que por lo que debemos. Si no sentimos ganas de orar, pensamos que es porque no es el momento de orar; si no sentimos ganas de leer la Biblia, decidimos que esperaremos a tener ganas para leerla, porque no debemos leerla sin ganas.

    No. Desarrollar la pasión por Dios no es algo natural; de hecho va totalmente en contra de nuestra naturaleza, que siempre jala hacia lo carnal, lo temporal, lo mundano, lo material. Tenemos que desarrollarla como un gusto adquirido, algo que sólo lograremos practicando, y practicando, y practicando, intentándolo una y otra vez, sin darnos por vencidos.

    Me encantaría leer algún comentario aquí de alguien que haya tenido alguna experiencia respecto de este tema. Y que todo sea para bendición de los lectores. ¡Hasta la próxima!

      Fecha y hora actual: Vie Abr 19, 2024 11:06 am