¿Cómo nos adoptó Dios? ¿En Adopción Plena o en Adopción Simple?
Una y otra vez me vuelve a la cabeza la misma interrogante de otro tema de este mismo foro: Una vez salvo ¿siempre salvo?
Reconozco que en la Biblia vienen algunas advertencias que infieren que la salvación puede perderse. Dicho en otras palabras, según estas advertencias, el hijo de Dios, que aceptó a Jesucristo alguna vez como su Salvador personal, pudiera llegar a perder ese status de "hijo", y perderse en el infierno, si es que ha descuidado esa "salvación tan grande" (el sacrificio de Jesús) con una conducta pecaminosa y alejada del Camino de Dios. Dicho de otra manera, si un hijo de Dios se desvía del Camino del Señor, aunque su nombre haya sido escrito en el Libro de la Vida alguna vez, puede llegar el momento en que su nombre sea borrado de ese Libro (aunque en ninguna parte de la Biblia menciona ese posible "borrado" del nombre).
He aquí algunas de las advertencias:
Pido disculpas si este tema ofende o lastima la sensibilidad espiritual de algún hermano en Cristo; no quiero ser irrespetuosa con la Palabra de Dios, ni agredir las creencias de algunas denominaciones. Simplemente le he pedido al Espíritu Santo que me ayude a discernir este tema, pues me parece que tiene algunos puntos que deben considerarse antes de dar un veredicto final.
Todos los cristianos sabemos que nos convertimos en hijos de Dios cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, le pedimos perdón a Dios aceptando el sacrificio de Jesucristo por nosotros, y le pedimos a Él que gobierne nuestra vida como Salvador y Señor. Sabemos que Jesucristo vino primeramente a los judíos, originalmente el pueblo de Dios, escogido para alabar Su Nombre, pero ellos no lo reconocieron; de tal manera que nos dio a nosotros la oportunidad de participar de ese sacrificio, como hijos adoptados (Romanos 11).
Hace años leí una historia en un ejemplar de Selecciones. La escribió un hombre que, en sus años mozos, fue pastor de una iglesia que experimentó tanto crecimiento, que pronto tuvo necesidad de varios co-pastores. Con el incremento de fieles, se incrementaron el trabajo, las responsabilidades, y el consabido estrés; de pronto ya le costaba trabajo dormir por estar pensando en lo que haría al día siguiente; y al día siguiente estaba tan cansado, que difícilmente se podía concentrar en cumplir con su apretada agenda. Su familia comenzó a resentir su falta de atención, y sintió que ya comenzaba a quedar mal por todos lados.
Entonces un amigo médico le recomendó unas pastillas para poder conciliar el sueño y descansar relajadamente por las noches (aclaro que esta historia está situada en aquellos años en que aún no estaban tan regulados ciertos medicamentos). Esto le proporcionó bastante alivio, pues al fin podía dormir completa la noche y levantarse descansado; pero sólo por un tiempo, pues pronto se dio cuenta de que las pastillas para dormir también le producían somnolencia durante el día. Entonces su amable amigo médico le recomendó otras pastillas, ahora para mantenerse despierto.
El pastor estaba más que feliz; podía dormir por las noches, y tenía suficiente energía en el día. Pero con el paso de las semanas, se dio cuenta que las pastillas le producían cierta falta de concentración. Por supuesto que su amigo tenía la solución: le recetó otras pastillas que le ayudarían a aclarar su mente para poder concentrarse en las numerosas tareas que debía realizar.
Lo que él no le decía a su amigo es que, en lugar de tomar una sola pastilla en la noche, ya estaba necesitando tomar dos o más... Igual pasaba con las pastillas para la energía y la concentración: ya había aumentado la dosis que su amigo le había recomendado. Aunque en el fondo se daba cuenta que estaba pisando terreno peligroso, eran tantas sus ocupaciones y responsabilidades, que no se detenía a pensar mucho en ello; mas al contrario, se justificaba diciéndose a sí mismo: "Está bien porque estoy haciendo la obra del Señor, y necesito todo esto para dar lo mejor de mí mismo".
Pero cada vez le daba más trabajo conseguir que su amigo médico le expidiera las recetas, pues todas las pastillas eran medicamentos que requerían receta médica para poder conseguirse.
Pero un día resolvió su problema. Por asuntos de la iglesia, tuvo que viajar a Sudamérica, y allá se llevó la sorpresa de su vida: todos los medicamentos que su amigo le recetaba, los podía comprar en las farmacias de allá SIN receta médica, ¡era el paraíso! De manera que compró varios frascos y cajas de sus pastillas, y las llevó al hotel. Ya estando ahí, se percató de un problema: ¿cómo pasar todo ese pastillerío por la aduana? Entonces confeccionó un cinto que se ató alrededor de la cintura. De esta forma logró burlar a las autoridades aduanales, y pudo introducir las pastillas de las cuales ya era un fármaco dependiente.
Según la historia, hasta ese momento ya habían transcurrido varios años. Por supuesto que su adicción comenzó a producir los efectos contrarios a los deseados: de repente perdía el hilo de lo que estaba diciendo; con frecuencia estaba distraído y desconcentrado; se había vuelto irritable e impaciente. Tanto su familia como la congregación comenzaron a preocuparse seriamente por su salud. Pero el pastor pensaba que todos exageraban, ya que él se sentía más productivo que nunca; incluso llegó a pensar que eran unos malagradecidos.
Al fin se produjo lo inevitable: su esposa lo abandonó llevándose a sus hijos, y las autoridades eclesiásticas, al investigarlo, descubrieron su dependencia a los medicamentos. Lo instaron a abandonar la adicción, pero él se negó; por consiguiente, lo expulsaron de la congregación, del pastorado y de la denominación.
De pronto se encontró acompañado solamente de su adicción a los fármacos; a partir de ahí comenzó una caída que duró años: se convirtió en un alcohólico, no lograba conservar ningún trabajo; poco a poco fue bajando en la escala social y moral, convirtiéndose en un borrachín de la calle. No encontraba la forma de salir de ese círculo vicioso.
Un día despertó en un cuarto de hotel barato, sucio de vómito seco, y se preguntó ¿cuántos días llevaré aquí? En ese momento se enfrentó a su espantosa realidad, y sintió la dolorosa punzada del arrepentimiento; llorando se arrodilló y durante horas le pidió perdón a Dios, e imploró su ayuda para poder salir de aquella condición.
Luego se integró a un grupo de ayuda a fármaco dependientes, en donde, después de un tiempo, conoció a una mujer con la que se casó; Dios restauró su vida, dándole una nueva oportunidad. Al tiempo, regresó a la congregación de donde tuvo que salir, y valientemente se paró enfrente de todos y pidió perdón por lo que había hecho.
Al finalizar su relato, él mismo dice que hasta ese momento no había vuelto a ser pastor, pero que aceptaba eso como de Dios, sin resentimientos, sino más bien como consecuencias de los pecados y las malas decisiones de los años pasados.
Ahora yo pregunto:
Ahora vayamos a la palabra "restauración". ¿Qué significa?
Pero no sólo la obediencia es mencionada en el Antiguo Testamento, sino también la RESTAURACIÓN. Siempre que Dios permitía alguna tragedia en el pueblo de Israel, era para que recapacitaran y volvieran al Camino que Él les había marcado; entonces SIEMPRE que Dios levantaba juicio contra Israel por medio de los profetas, inmediatamente después de enumerar todas las calamidades que les sobrevendrían por haber sido desobedientes, invariablemente Dios agrega: "Pero si se volvieren a mí..." Y viene la larga lista de bendiciones para... RESTAURARLOS, o sea, devolverlos al estado que tenían ANTES.
No hay un solo momento en que Dios diga: "Ay, ¿saben qué? ¡ya me cansaron! Se acabaron las oportunidades. Adiós, y que les vaya bien, yo me doy por vencido con ustedes". ¡Jamás! Aún hasta el día de hoy, Dios está llamando al pueblo de Israel a que se vuelvan a Él.
Cada vez que pienso y vuelvo a pensar en este tema, me viene a la mente la palabra ADOPCIÓN. Porque como dije antes, todos sabemos que nosotros los que no somos judíos de nacimientos, fuimos adoptados dentro de la familia de Dios. No somos las ramas originales del árbol (ésas son el pueblo de Israel), sino que somos injertados.
Entonces me puse a investigar acerca de la adopción, y encontré que existen dos tipos de adopción: La adopción simple y la adopción plena.
¿Qué tipo de adopción es la que Dios hizo en mí? ¿Una adopción PLENA o una adopción SIMPLE?
Sí, también entiendo que muchos piensan que, si predicamos que la salvación no se pierde, esto se tomará como pretexto para pecar: Al cabo que ya soy salvo, puedo hacer lo que quiera, y no perder mi salvación.
Esto lo puedo yo refutar con una sola cosa muy lógica y válida escrituralmente hablando: Si alguien realmente llega a pensar eso de forma tan descarada y cínica, no hay más que una sola explicación: ESA PERSONA NUNCA HA SIDO SALVA.
Desde mi punto de vista, y a la luz de las Escrituras, no debemos evadir ni concluir este tema por ese razonamiento tan simplista, pues
¿Fui adoptada por Dios en adopción SIMPLE o en adopción PLENA? Porque si me responden que adopción SIMPLE, la cual puede ser revocada por diversos motivos, entre ellos "la ingratitud del adoptado", ¿dónde queda entonces cuando Jesús dice "nadie las arrebatará de mi mano"?
Una y otra vez me vuelve a la cabeza la misma interrogante de otro tema de este mismo foro: Una vez salvo ¿siempre salvo?
Reconozco que en la Biblia vienen algunas advertencias que infieren que la salvación puede perderse. Dicho en otras palabras, según estas advertencias, el hijo de Dios, que aceptó a Jesucristo alguna vez como su Salvador personal, pudiera llegar a perder ese status de "hijo", y perderse en el infierno, si es que ha descuidado esa "salvación tan grande" (el sacrificio de Jesús) con una conducta pecaminosa y alejada del Camino de Dios. Dicho de otra manera, si un hijo de Dios se desvía del Camino del Señor, aunque su nombre haya sido escrito en el Libro de la Vida alguna vez, puede llegar el momento en que su nombre sea borrado de ese Libro (aunque en ninguna parte de la Biblia menciona ese posible "borrado" del nombre).
He aquí algunas de las advertencias:
Hebreos 2:1-3a escribió:Porque es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?
Hebreos 6:4-6 escribió:Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
Sin embargo, en medio de todas estas advertencias, se pueden plantear estas interrogantes:Hebreos 10:26-31 escribió:Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. !!Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
- "Porque si pecáremos voluntariamente..." ¡Ufh! ¿Entonces resulta que después de recibir a Cristo ya no debemos pecar voluntariamente, sino sólo por accidente? Eso es en teoría, mas Dios sabe perfectamente que nos es imposible NO pecar, equivocarnos, cometer errores... A ver, lector, ¿seguro que desde que aceptaste a Cristo NUNCA has vuelto a pecar? Porque si tomamos literalmente este texto, quiere decir que en cuanto volvimos a pecar después de recibir a Cristo, ya perdimos nuestra salvación. Y por lo tanto, quedaría invalidado este otro texto bíblico:1 Juan 2:1 escribió:Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
- Ok, puedes responder "Ah, pero es que no es sólo por UN pecado, sino por muchos". Y yo pregunto ¿cuántos pecados tendría que haber cometido un hermano en Cristo para perder su salvación?
- También me puedes decir "Ah, pero es que no es sólo por un pequeño tiempo, sino que permanezcas en pecado por MUCHO tiempo". Yo pregunto: ¿A los cuántos años de alejamiento de Dios un cristiano puede perder su salvación?
- Si llega a tu congregación una persona que aceptó a Cristo en su adolescencia, pero después de un tiempo se alejó y duró veinte años en pecado, hasta ese día en que lo ves entrando al templo... ¿cómo lo juzgarás? ¿Como un cristiano que ya perdió su salvación?
Pido disculpas si este tema ofende o lastima la sensibilidad espiritual de algún hermano en Cristo; no quiero ser irrespetuosa con la Palabra de Dios, ni agredir las creencias de algunas denominaciones. Simplemente le he pedido al Espíritu Santo que me ayude a discernir este tema, pues me parece que tiene algunos puntos que deben considerarse antes de dar un veredicto final.
Todos los cristianos sabemos que nos convertimos en hijos de Dios cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, le pedimos perdón a Dios aceptando el sacrificio de Jesucristo por nosotros, y le pedimos a Él que gobierne nuestra vida como Salvador y Señor. Sabemos que Jesucristo vino primeramente a los judíos, originalmente el pueblo de Dios, escogido para alabar Su Nombre, pero ellos no lo reconocieron; de tal manera que nos dio a nosotros la oportunidad de participar de ese sacrificio, como hijos adoptados (Romanos 11).
Si aún no has recibido a Jesucristo como tu Salvador personal, te recomiendo que leas otros tema de este mismo foro: El Arrepentimiento y El Plan de Salvación.
Y así como enumeré al principio las advertencias para que cuidemos nuestra salvación, también hay maravillosas promesas de la seguridad de nuestra salvación, de acuerdo a la fidelidad de nuestro maravilloso Dios:"Nadie las arrebatará de mi mano..." ¡Esto me incluye a mí misma, te incluye a ti mismo! Ni siquiera tú puedes hacer que seas arrebatado de la mano del Señor.Juan 10:27-29 escribió:Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
"El que venciere..." Y aquí cualquiera podría decir: ¿Ya ves? Ahí lo dice, el que venciere... El cristiano que peca, que se aleja, que se aparta, puede perder su salvación, ser derrotado, y ser borrado su nombre del Libro de la Vida". Ok, de acuerdo... pero ¿cuándo, cómo y quién determinará quién vencerá y quién no?Apocalipsis 3:5 escribió:El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Hace años leí una historia en un ejemplar de Selecciones. La escribió un hombre que, en sus años mozos, fue pastor de una iglesia que experimentó tanto crecimiento, que pronto tuvo necesidad de varios co-pastores. Con el incremento de fieles, se incrementaron el trabajo, las responsabilidades, y el consabido estrés; de pronto ya le costaba trabajo dormir por estar pensando en lo que haría al día siguiente; y al día siguiente estaba tan cansado, que difícilmente se podía concentrar en cumplir con su apretada agenda. Su familia comenzó a resentir su falta de atención, y sintió que ya comenzaba a quedar mal por todos lados.
Entonces un amigo médico le recomendó unas pastillas para poder conciliar el sueño y descansar relajadamente por las noches (aclaro que esta historia está situada en aquellos años en que aún no estaban tan regulados ciertos medicamentos). Esto le proporcionó bastante alivio, pues al fin podía dormir completa la noche y levantarse descansado; pero sólo por un tiempo, pues pronto se dio cuenta de que las pastillas para dormir también le producían somnolencia durante el día. Entonces su amable amigo médico le recomendó otras pastillas, ahora para mantenerse despierto.
El pastor estaba más que feliz; podía dormir por las noches, y tenía suficiente energía en el día. Pero con el paso de las semanas, se dio cuenta que las pastillas le producían cierta falta de concentración. Por supuesto que su amigo tenía la solución: le recetó otras pastillas que le ayudarían a aclarar su mente para poder concentrarse en las numerosas tareas que debía realizar.
Lo que él no le decía a su amigo es que, en lugar de tomar una sola pastilla en la noche, ya estaba necesitando tomar dos o más... Igual pasaba con las pastillas para la energía y la concentración: ya había aumentado la dosis que su amigo le había recomendado. Aunque en el fondo se daba cuenta que estaba pisando terreno peligroso, eran tantas sus ocupaciones y responsabilidades, que no se detenía a pensar mucho en ello; mas al contrario, se justificaba diciéndose a sí mismo: "Está bien porque estoy haciendo la obra del Señor, y necesito todo esto para dar lo mejor de mí mismo".
Pero cada vez le daba más trabajo conseguir que su amigo médico le expidiera las recetas, pues todas las pastillas eran medicamentos que requerían receta médica para poder conseguirse.
Pero un día resolvió su problema. Por asuntos de la iglesia, tuvo que viajar a Sudamérica, y allá se llevó la sorpresa de su vida: todos los medicamentos que su amigo le recetaba, los podía comprar en las farmacias de allá SIN receta médica, ¡era el paraíso! De manera que compró varios frascos y cajas de sus pastillas, y las llevó al hotel. Ya estando ahí, se percató de un problema: ¿cómo pasar todo ese pastillerío por la aduana? Entonces confeccionó un cinto que se ató alrededor de la cintura. De esta forma logró burlar a las autoridades aduanales, y pudo introducir las pastillas de las cuales ya era un fármaco dependiente.
Según la historia, hasta ese momento ya habían transcurrido varios años. Por supuesto que su adicción comenzó a producir los efectos contrarios a los deseados: de repente perdía el hilo de lo que estaba diciendo; con frecuencia estaba distraído y desconcentrado; se había vuelto irritable e impaciente. Tanto su familia como la congregación comenzaron a preocuparse seriamente por su salud. Pero el pastor pensaba que todos exageraban, ya que él se sentía más productivo que nunca; incluso llegó a pensar que eran unos malagradecidos.
Al fin se produjo lo inevitable: su esposa lo abandonó llevándose a sus hijos, y las autoridades eclesiásticas, al investigarlo, descubrieron su dependencia a los medicamentos. Lo instaron a abandonar la adicción, pero él se negó; por consiguiente, lo expulsaron de la congregación, del pastorado y de la denominación.
De pronto se encontró acompañado solamente de su adicción a los fármacos; a partir de ahí comenzó una caída que duró años: se convirtió en un alcohólico, no lograba conservar ningún trabajo; poco a poco fue bajando en la escala social y moral, convirtiéndose en un borrachín de la calle. No encontraba la forma de salir de ese círculo vicioso.
Un día despertó en un cuarto de hotel barato, sucio de vómito seco, y se preguntó ¿cuántos días llevaré aquí? En ese momento se enfrentó a su espantosa realidad, y sintió la dolorosa punzada del arrepentimiento; llorando se arrodilló y durante horas le pidió perdón a Dios, e imploró su ayuda para poder salir de aquella condición.
Luego se integró a un grupo de ayuda a fármaco dependientes, en donde, después de un tiempo, conoció a una mujer con la que se casó; Dios restauró su vida, dándole una nueva oportunidad. Al tiempo, regresó a la congregación de donde tuvo que salir, y valientemente se paró enfrente de todos y pidió perdón por lo que había hecho.
Al finalizar su relato, él mismo dice que hasta ese momento no había vuelto a ser pastor, pero que aceptaba eso como de Dios, sin resentimientos, sino más bien como consecuencias de los pecados y las malas decisiones de los años pasados.
Ahora yo pregunto:
- ¿Sería salvo este hermano cuando era pastor?
- Si era salvo, y duró tantos años en pecado, ¿cómo es que Dios lo restauró?
- Si no era salvo, ¿cómo es que llegó a ser pastor?
- Y si no era salvo, aún siendo pastor, ¿quiere decir que se convirtió en un hijo de Dios en aquel cuartucho de hotel, cuando se arrepintió de lo que había estado haciendo?
Ahora vayamos a la palabra "restauración". ¿Qué significa?
A lo largo de todo el Antiguo Testamento podemos leer cómo el pueblo de Israel, aún a pesar de haber sido escogidos POR Dios (no por sus méritos, sino por la Voluntad de Él), constantemente caían y pecaban; Dios entonces levantaba algún pueblo que los sojuzgara, esclavizara, deportara o atacara (aún a pesar de que luego Dios levantaba juicio contra aquellos que habían osado irse en contra del pueblo escogido). En Deuteronomio viene una larga lista de consecuencias por ser desobediente. Pero inmediatamente después vienen las bendiciones para la obediencia.Word Reference escribió:Vuelta de una cosa al estado o circunstancia en que se encontraba antes
Pero no sólo la obediencia es mencionada en el Antiguo Testamento, sino también la RESTAURACIÓN. Siempre que Dios permitía alguna tragedia en el pueblo de Israel, era para que recapacitaran y volvieran al Camino que Él les había marcado; entonces SIEMPRE que Dios levantaba juicio contra Israel por medio de los profetas, inmediatamente después de enumerar todas las calamidades que les sobrevendrían por haber sido desobedientes, invariablemente Dios agrega: "Pero si se volvieren a mí..." Y viene la larga lista de bendiciones para... RESTAURARLOS, o sea, devolverlos al estado que tenían ANTES.
No hay un solo momento en que Dios diga: "Ay, ¿saben qué? ¡ya me cansaron! Se acabaron las oportunidades. Adiós, y que les vaya bien, yo me doy por vencido con ustedes". ¡Jamás! Aún hasta el día de hoy, Dios está llamando al pueblo de Israel a que se vuelvan a Él.
Cada vez que pienso y vuelvo a pensar en este tema, me viene a la mente la palabra ADOPCIÓN. Porque como dije antes, todos sabemos que nosotros los que no somos judíos de nacimientos, fuimos adoptados dentro de la familia de Dios. No somos las ramas originales del árbol (ésas son el pueblo de Israel), sino que somos injertados.
Entonces me puse a investigar acerca de la adopción, y encontré que existen dos tipos de adopción: La adopción simple y la adopción plena.
Entonces creo que esta polémica (bueno, polémica para mí, aunque admito que algunos hermanos están BIEN seguros de que la salvación SÍ puede perderse) se puede simplificar en una sola pregunta:El Rincón del Vago escribió:ADOPCIÓN SIMPLE: El menor o incapacitado que haya sido adoptado, puede impugnar su adopción, dentro del año siguiente a su mayoría de edad o a la fecha en que haya desaparecido su incapacidad. Si el menor tiene mas de catorce años, se necesita su autorización para ser adoptado.
Permanecerán los efectos de la adopción aunque sobrevengan hijos al adoptante y este tendrá respecto de la persona y bienes, los mismos derechos y obligaciones que tienen los padres respecto a sus hijos. Así el adoptado tendrá los mismos derechos y obligaciones que tiene un hijo. Es posible cambiarle el nombre de pila al adoptado quien recibirá los apellidos del adoptante.
Con la adopción simple no se extinguen los derechos y obligaciones con el parentesco natural, excepto la patria potestad que pertenecerá al adoptante.
La adopción simple permite la revocación restituyendo todo al estado en que estaban antes de que se efectuara; esto se da cuando ambas partes lo convengan y el adoptado sea mayor de edad ó por ingratitud del adoptado.
ADOPCIÓN PLENA: La sentencia de adopción plena constituye un nuevo estado civil y es irrevocable, donde confiere al adoptado los apellidos de los adoptantes y los mismos derechos, obligaciones y parentesco que la filiación sanguínea y a los adoptantes los mismos derechos y obligaciones que la consanguinidad y afinidad.
Una de las características mas sobresalientes de la adopción plena es que extingue los vínculos jurídicos con la familia de origen (excepto lo relativo a impedimentos de matrimonio).
¿Qué tipo de adopción es la que Dios hizo en mí? ¿Una adopción PLENA o una adopción SIMPLE?
Sí, también entiendo que muchos piensan que, si predicamos que la salvación no se pierde, esto se tomará como pretexto para pecar: Al cabo que ya soy salvo, puedo hacer lo que quiera, y no perder mi salvación.
Esto lo puedo yo refutar con una sola cosa muy lógica y válida escrituralmente hablando: Si alguien realmente llega a pensar eso de forma tan descarada y cínica, no hay más que una sola explicación: ESA PERSONA NUNCA HA SIDO SALVA.
Desde mi punto de vista, y a la luz de las Escrituras, no debemos evadir ni concluir este tema por ese razonamiento tan simplista, pues
Así que regreso a mi pregunta de la conclusión:Juan 8:32 escribió:y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
¿Fui adoptada por Dios en adopción SIMPLE o en adopción PLENA? Porque si me responden que adopción SIMPLE, la cual puede ser revocada por diversos motivos, entre ellos "la ingratitud del adoptado", ¿dónde queda entonces cuando Jesús dice "nadie las arrebatará de mi mano"?